Hay historias que se atreven a mostrar el lado "menos bonito" del amor. Ese que no viene con finales perfectos ni promesas que se cumplen. Películas como Historia de un matrimonio, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y La La Land, dejaron claro que no todas las historias de amor están hechas para durar, por más intensas que sean.
Ese tipo de relatos incomodan porque se sienten reales y no idealizan las relaciones, sino que las exponen con todo y todo. Y justo para los que aman este tipo de historias, en Disney+ hay una serie que no solo muestra una relación complicada, sino que la exprime hasta que duele. Es un relato que te hará cuestionarte a ti mismo, todo mientras sigues viendo el siguiente episodio.
Un romance que engancha para mal
Dime más mentiras sigue la relación entre Lucy Albright y Stephen DeMarco a lo largo de ocho años. Ambos se conocen en la universidad, en ese momento de la vida donde todo parece intenso, definitivo y urgente. Las decisiones se toman sin pensar demasiado en las consecuencias, porque el futuro todavía se siente lejano.
breezeresidency.com
Al inicio, todo parece un romance universitario más: miradas largas, fiestas, alcohol, atracción inmediata. Pero muy pronto la relación se transforma en algo distinto, más confuso y más peligroso. Lucy y Stephen caen en un vínculo adictivo que no solo los afecta a ellos, sino a todas las personas que orbitan a su alrededor.
La serie no intenta suavizar nada. Desde temprano deja claro que aquí no hay una historia de amor aspiracional, sino una dinámica tóxica que se alimenta del deseo, la inseguridad y el poder emocional.
Saltos en el tiempo y heridas abiertas
La narrativa juega con dos líneas temporales. Por un lado, vemos a Lucy años después, asistiendo a la boda de un antiguo amigo de la universidad. Está nerviosa, incómoda y todo indica que reencontrarse con Stephen es una herida que nunca cerró del todo.
Disney+
A través de flashbacks, regresamos a su primer año en Baird College. Lucy intenta adaptarse: nuevos amigos, una compañera de cuarto, fiestas interminables y la emoción de empezar de cero. Ahí conoce a Stephen, un estudiante mayor, carismático, encantador y profundamente problemático.
La situación se vuelve todavía más oscura cuando Macy, la compañera de cuarto de Lucy, muere en un accidente. A partir de ese momento, el tono de la serie cambia. El duelo, la culpa y los secretos comienzan a mezclarse con una relación que ya de por sí estaba llena de señales de alerta.
¿Tóxico o solo inmaduro?
Uno de los grandes ganchos de Dime más mentiras es que nunca te da respuestas fáciles. Stephen no es un villano evidente desde el inicio, sino que a veces parece solo despistado. Y ahí está el peligro.
La serie juega constantemente con esa ambigüedad. Te hace dudar y te coloca en el mismo lugar que Lucy, tratando de justificar actitudes que claramente no están bien.
Dime más mentiras no es una serie cómoda. Es de esas que te hacen pausar para respirar, comentar con alguien más o desahogarte en redes. Te desespera, te engancha y te hace ver lo fácil que resulta quedarse cuando no es.