Ambientada en el periodo Edo, Blue Eye Samurai se encuentra disponible en el catálogo de Netflix con la fuerza de un corte de espada profundo y preciso. La serie, creada por Michael Green y Amber Noizumi, reivindica la animación para adultos como un espacio de riesgo, intensidad y sofisticación narrativa. Su propuesta combina violencia explícita, rigor estético y un relato clásico de samuráis, cercano al espíritu de las grandes películas japonesas del siglo XX.
‘Blue Eye Samurai’: un viaje brutal hacia el Japón feudal
La historia sigue a Mizu, una mujer mestiza que ha vivido toda su vida condenada por su origen y por el desprecio social que recayó sobre su madre. Oculta tras una identidad ambigua, emprende un viaje por Japón para cazar a los responsables de su tragedia familiar. Su deseo de venganza no solo despierta la furia de poderosos enemigos: también la obliga a cuestionar cuánto está dispuesta a sacrificar en su camino de sangre y justicia.
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Cada episodio incluye, al menos, una secuencia de combate cuidadosamente planeada. El equipo de animación trabajó a partir de referencias directas de artistas marciales reales, y ese detalle se nota en cada movimiento, cada impacto y cada duelo a contraluz. La serie alcanza así una contundencia visual que la distingue de otras producciones recientes del género y la acerca a clásicos como Lady Snowblood o Lone Wolf and Cub
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Netflix y su apuesta por una animación adulta que no teme ir al límite
Blue Eye Samurai lleva la violencia, la sexualidad y la oscuridad emocional al centro de su universo narrativo. En ese sentido, comparte intenciones e intereses con proyectos maduros como Castlevania: Nocturne, pero con un énfasis más marcado en la introspección y en la tragedia de su protagonista. La producción no suaviza sus imágenes ni sus decisiones morales, y encuentra en esa crudeza la fuerza que define su identidad.
La serie confirma que la plataforma todavía apuesta por proyectos ambiciosos en el terreno de la animación. Su mezcla de furia, belleza y tradición convierte la serie en una experiencia intensa que celebra la cultura japonesa mientras cuestiona sus sombras. Violenta, emotiva y visualmente magistral, es una de las producciones más sólidas que Netflix ha lanzado en los últimos años.