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    ¿Por qué no debes acariciar a los perros en Chernobyl?

    A pesar de ser muy tiernos, no puedes interactuar a ellos.

    Una de las escenas que más ha llamado la atención en la aclamada miniserie de HBO, Chernobyl, es cuando un grupo de caninos es eliminado por uno de los liquidadores sin pena alguna. El corazón de medio mundo se rompió al ver la crudeza de ese hecho. La orden estaba dada, tenían que acabar con todo lo que se moviera para que no hubiera riesgo de contaminación. Muchos de los perros murieron, pero los que sobrevivieron huyeron tanto a localidades cercanas como al bosque, tratando de encontrar un refugio y una manera de seguir viviendo.

    Tal ha sido el impacto de la miniserie que esta pequeña escena está resonando por todos lados y 30 años después nos estamos preguntando: ¿Qué sucedió con los animales de la ciudad? Craig Mazin, creador de la serie, se pronunció al respecto y confirmó en redes sociales: “Lo que vieron en pantalla no es inventado, sucedió, sin embargo, nos quedamos cortos en mostrar los hechos”.

    Actualmente hay tours por una parte de la ciudad para la gente que quiere visitar ese fantasmagórico lugar y una de las indicaciones principales es: en caso de encontrar algún perro, no acercarse a ellos ya que son peligrosos para la salud de los humanos por su potencial radioactividad, e inclusive porque pueden tener rabia y otras enfermedades.

    Pero organizaciones como Clean Future Band – dedicadas a ayudar a todos los afectados por accidentes industriales – se pusieron las pilas y están viendo de qué manera conseguir lo necesario para la esterilización, vacunas y un escaneo de radiación especial para los animales que siguen viviendo en el lugar. La gente se preocupa por la descendencia de los caninos, sin embargo, lo prioritario es ayudar a los que ya existen.

    La ironía de que el mejor amigo del hombre se vuelva una amenaza radioactiva nos pone la piel chinita, pero la exposición que la serie da a problemas como éste muestra el poder que tienen tanto los medios de comunicación como el arte. Hace unos meses el desastre nuclear de 1986 ni siquiera rondaba por nuestras mentes y ahora quizá es más que oportuno revisar qué está pasando y de qué manera se puede ayudar. Chernobyl no sólo llegó para entretenernos, sino también para reabrir debates de los cuales nadie se acordaba.

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