Por fin llegó a carteleras mexicanas el último hype del terror asiático, La médium, dirigida por Banjong Pisanthanakun y escrita por el maestrazo Na, Hong Jin, director de peliculones como Yellow Sea y The Wailling, un falso documental que se adentra a la tradicional cultura chamánica del norte de Tailandia, en Isán, para mostrar la terrorífica posesión de una joven adolescente, Mink (Narilya Gulmongkolpech), cuyo espíritu dentro se presume ser un ente siniestro del cual buscará librarse Nim (Sawanee Utoomma), la tía de la víctima y médium de la diosa Bayan.
El filme cumple con la rareza y el folclor de las producciones asiáticas, saliendo de las aburridas y ya nada sorprendentes fórmulas de horror Hollywoodense y teniendo giros bastante oportunos, dignos de mantener en suspenso al fanático. Sin embargo, no es una cinta para todo público, si desconocen el trabajo de Na, Hong Jin es posible que se les haga una película larga, tediosa y aburrida, pues carece de clichés y resoluciones rápidas.
Si eres de los que se quedaron con cara de WTF al final de La médium y perdieron la atención de los hechos durante el desarrollo, te explicamos qué fue lo que sucedió con los documentalistas, Mink, Nim y Noi (Sirani Yankittikan). Y está sencillo, sólo que había que hilar las piezas desde el inicio de este largometraje.
Al principio se cuenta que la diosa Bayan es una deidad ancestral, de las buenas, porque también existen espíritus malos, que ha canalizado su energía desde hace varias generaciones en la familia Tonvali, a la que pertenece Nim. Nadie sabe la historia de Bayan, sólo que habita exclusivamente en mujeres y protege al pueblo de Isan. Primero fue sue abuela, después su tía y la tercera generación tendría que ser Noi, sin embargo, ella la rechazó por medio del cristianismo y la diosa se refugió en Nim.
Cine Canibal
Al empezar las posesiones de Mink, todo parecía indicar que un espíritu demoníaco se había metido a su cuerpo. Su sintomatología era perversa, por lo que descartaron que Bayan estaba tratando de convertirla en la cuarta generación de su médium. Nim se convenció de que era la pura maldad y acudió con un exorcista que realizaría un ritual para curar a la joven.
Desafortunadamente, Nim fallece a días del exorcismo y tras saber que Noi realizó un hechizo chamánico para cederle las estafeta como médium de Bayan, es decir, faltó a su fe e intentó engañar a la deidad. La ceremonioa sale mal y todo se convierte en un baño de sangre, destazamientos y visceras. Nadie sobrevive, excepto Mink, quien termina por estrangular a Noi de forma brutal. Y aquí termina la película, mostrando un muñeco utilizado en prácticas chamánicas malévolas.
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Lo que realmente sucedió no fue la posesión de algún espíritu malvado, sino que la diosa Bayan esperó el momento para cobrar venganza contra Noi, quien la rechazó como huésped y mostró escepticismo ante su obligación como médium. La falta de conocimiento sobre los origenes de Bayan les cobró caro a las Tonvali, pues en sus registros jamás imaginaron que, pese a ser un espíritu benévolo con el pueblo, traicionarla desataría una furia incontenible.
Pese a que Nim fue buena con ella y defendió su presencia, la abandonó muy temprano en el filme y se hospedó en el cuerpo de Mink para consumirla y asesinar a cada uno de los integrantes de esta familia. Hasta eso, con su penúltima médium, fue misericordiosa y causó su muerte durmiendo. Al perro de casa lo cocinó y lo devoró, al bebé de su tío Manit (Yasaka Chaisorn) se lo comió; a su tío lo poseyó alguno de sus sirvientes, a los documentalistas los asesinó y, finalmente, a la que perdió fe, Noi, la quemó viva.
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Afortunadamente, Na, Hong Jin, y Banjong tejieron una trama dejando pistas por todos lados y las hilaron con la última escena dela película, la última entrevista en vida a Nim, quien afirma que presiente que la diosa Bayan ya no habita en su cuerpo desde hace bastante tiempo. La información suficiente para entender la moraleja de La médium: perder la fe puede traer graves consecuencias.
