Sir Ben Kingsley se parecía mucho a Gandhi y muchos nativos pensaron que era su fantasma.
Más de trescientos mil extras aparecieron en la secuencia del funeral. Cerca de doscientos mil eran voluntarios, y noventa y cuatro mil quinientos sesenta pagaron una pequeña tarifa (bajo contrato).
El gobierno indio proporcionó un tercio del presupuesto de esta película.
Sir Ben Kingsley se preparó para su papel estudiando las noticias sobre Gandhi, leyendo libros sobre y escritos por el hombre, haciendo dieta, perdiendo peso, practicando yoga y hasta aprendió a hilar tal como lo hizo Gandhi.
Originalmente se pretendía en la escena del funeral utilizar un muñeco de cera de Sir Ben Kingsley como Gandhi. Sin embargo, Richard Attenborough tuvo claro que el muñeco no engañaría a nadie, por lo que se le pidió a Kingsley que se tumbara en la pira funeraria. Mantuvo los ojos cerrados todo el tiempo, a pesar de que le cayeron pétalos constantemente.