Crítica de SensaCine.com.mx para La diosa del asfalto: Un filme sobre hermandad, denuncia y punk

Julián Hernández Pérez, director mexicano reconocido por títulos como Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor o El cielo dividido llega con lo que sería su segundo retrato femenino, el primero: Rencor Tatuado en el 2018, y ahora La diosa del asfalto. Un filme sobre hermandad y denuncia, donde la música juega un rol importante para expresar lo que la sociedad del México de los años 80 callaba, y que irónicamente resulta ser más cercano de lo que pensamos cuarenta años después.

A la vez, es una cinta que referencia al punk y las bandas en nuestro país, con un guion de Inés Morales y Susana Quiroz, podría ser también la producción más violenta en la carrera de Hernández. La diosa del asfalto está inspirada en la pandilla llamada Las castradoras de Santa Fe, donde un grupo de mujeres toman venganza por su propia mano ante el abuso y los maltratos de sus padres, esposos y cualquiera que no jugara limpio.

La cinta fue presentada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, en lo que fue su primera versión híbrida debido a la pandemia que inició en 2020 y cambió para todos el panorama de cómo hacer las cosas. Me es importante mencionar que, personalmente no soy fan del trabajo de Hernández, pero reconozco sin dudar que es uno de los autores más trabajadores de la industria y uno de los más auténticos.

A pesar de que comparta o no su visión o discurso para retratar historias, dentro de los aspectos positivos que considero destacan en La diosa del asfalto, es que Hernández está morfando y evolucionando su lenguaje cinematográfico e incluso este filme me parece que es el más grande a nivel producción e historia. Sigue siendo un cineasta independiente, no malinterpreten, y no es una película de alto presupuesto y alejada de cualquier etiqueta comercial, pero quizá el relato la hace sentir de esa manera.

Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE)

La diosa del Asfalto narra la historia de Max (Ximena Romo), quien tras un evento en particular, regresa después de un largo tiempo fuera a su barrio natal en Santa Fé convertida en una estrella del rock urbano en México. Ahí se encontrará con Ramira (Mabel Cadena), ex compañera de su pandilla con quien tuvo un incidente que sigue manteniendo las heridas al descubierto. La confrontación de Max con su pasado no será fácil, a la par que conoceremos miembros de la banda, las cuales enumeran abusos sexuales, físicos y psicológicos tanto por miembros de su familia, como intereses amorosos. 

En palabras de Hernández, la cinta tiene influencias de Lola la trailera y La alacrana, películas con actriz Maribel Guardia, mismas que fueron un éxito en sus mejores tiempos, donde el cine mexicano había encontrado un terreno quizá muy seguro y para un público muy particular, pero por otro lado el cine de autor o comercial que conocemos ahora ni siquiera era una posibilidad. Todas estas lecturas que hay en la cinta son interesantes.

Quizá todo este preámbulo es para dejar claro los puntos que me parecen importantes de la obra de Hernández. Evidentemente es a propósito, pero ahora las razones por las que rechazo el filme, es porque me parece melodramática en exceso, larga y reiterativa. Sobresale Mabel Cadena, quien por cierto, a la par que La diosa del asfalto podrán verla en El baile de los 41.

Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE)

El talento de Cadena es brutal y su Ramira es un gran personaje que incluso soporta todo lo que no funcionó para mí del largometraje. Ximena Romo, a quien hemos visto en comedias románticas y quien me parece encantadora, aquí es un gran reto deshacerse de quizá los vicios que le generan otros géneros, y aunque de pronto su noble rostro nos cueste un poco creerle el personaje, logra sacarlo. De nueva cuenta, la mancuerna con Cadena es parte importantísima para que el trayecto de ambas en el filme.

Hay lealtad en La diosa del asfalto, amistad y justicia por las causas perdidas. Lo importante es que los seguidores de Hernández vean su evolución, y quizá nuevos públicos conozcan su cine, ya que la cinta tendrá una corrida comercial mucho mayor que sus anteriores filmes. Yo sigo con mis reservas ante su cine, pero seguiré consumiéndolo. En una de esas encuentro pertinencia en sus retratos y hago conexión con sus universos y personajes.