Representa el segundo largometraje del director Alex Bowen, luego de su ópera prima Campo minado, nadie vuelve intacto (2000)
Fue ganadora del Pudú de Plata, como mejor película chilena, en el Festival Internacional de Cine de Valdivia, en 2005.
En un documental televisivo, un grupo de retirados soldados chilenos, que habían estado en la línea de fuego con Argentina, aseguraron que solían torturar a las patrullas argentinas, de forma similar a un prisionero de guerra. Para varios, esta cinta es una distorsión histórica.