Por si no lo habías notado, el cine irlandés está pasando por un muy buen momento. Parte de esto se debe al relato con tintes autobiográficos de Belfast, dirigido por Kenneth Branagh, así como las dinámicas de Colin Farrell y Brendan Gleeson en Los espíritus de la isla de Martin McDonagh. Pero una enorme contribución, que por fin llega a las salas de Cinépolis y Cinemex es La niña callada.
La película, dirigida por Colm Bairéad, ha hecho historia al ser la primera vez que Irlanda es nominada al Oscar a la Mejor Película Internacional. Basada en la novela corta en inglés Foster, de Claire Keegan, la película sigue a una chica tranquila, como lo has adivinado, llamada Cáit (Catherine Clinch), que pasa un verano lleno de fuertes emociones fuera de casa en la Irlanda rural de principios de los años 80.
El director comparte detalles sobre el proceso de realización de 'La niña callada'
Colm Bairéad creció hablando irlandés y ha desarrollado una carrera dirigiendo historias en irlandés, desde programas de televisión hasta cortometrajes y películas para televisión. Ha trabajado en estrecha colaboración con TG4, la cadena de televisión en idioma irlandés en Irlanda (que fue una de las productoras detrás de la película). Escribió y dirigió su primer corto, Screwed, en 2003. En 2015, dirigió una serie documental llamada The Joy, sobre una de las prisiones más grandes de Irlanda, Mountjoy.
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Fue cuando despegó Cine4, la iniciativa de cine en lengua irlandesa, que decidió incursionar en el largometraje narrativo. Decidió adaptar un cuento publicado por The New Yorker, que luego se publicó como novela corta e incluso se estudia en los últimos años del sistema escolar irlandés. Produjo la película con su esposa, Cleona, quienes están criando a sus propios hijos para que hablen con fluidez el idioma irlandés.
El equipo de Sensacine Latinoamérica tuvo oportunidad de dialogar, a través de videollamada, con uno de los cineastas irlandeses más interesantes que trabajan hoy en día. Durante la entrevista, Colm Bairéad habló sobre cómo decidió trasladar el cuento de Claire Keegan a la pantalla grande: "Es una historia corta, en realidad tiene alrededor de 80 85 páginas y lo leí una tarde y lloré. Estaba muy conmovido por la historia de esta niña y sentí una conexión muy fuerte para aclarar la voz de Keegan. Simplemente había una especie de parentesco en términos de cómo ella presentó el mundo a través del prisma de esta joven y yo simplemente sentí la necesidad de llevar esta historia a la pantalla".
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Respecto a cómo fue la experiencia de trabajar con la espléndida y debutante Catherine Clinch, el director nos compartió: "Tenía una extraordinaria habilidad para habitar el personaje que estaba presente incluso antes de que filmáramos cualquier cosa que estuviera allí en el primer momento. La autograbación que vi de ella fue esta comprensión del personaje y casi una comprensión de la cámara y el poder de la cámara y la necesidad de no alejarse demasiado o no dar tanto de ella".
Uno de los mayores desafíos para Bairéad consistía en saber de qué modo debía aproximarse a cada uno de sus actores, incluyendo a los experimentados Carrie Crowley y Andrew Bennett, pero con la joven Clinch no tuvo mayor problema: "Ella simplemente tenía esa comprensión [...] Muchas veces le indiqué que no tuviera miedo de ocultar sus emociones porque ese es el tipo de personaje que ella está interpretando, así que sí, esa cautela hacia es lo que la hace tan visible, el hecho de que está reteniendo tanto simplemente te atrae como espectador".
