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    Esta película de ciencia ficción tiene un eclipse solar y es considerada una obra maestra
    Luis Fernando Galván
    Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

    El eclipse mostrado en esta extraordinaria película sirve como un punto de partida para una exploración filosófica y existencial que define gran parte del mensaje de la película sobre la evolución y el destino de la humanidad en el universo.

    Pocos nombres en el mundo del arte son tan icónicos como Stanley Kubrick. Un forajido cinematográfico, la brillantez del obsesivo cineasta trascendió los géneros y cambió permanentemente la industria cinematográfica. Cada una de las películas de Kubrick, desde sus primeras notables películas como Dr. Strangelove y La naranja mecánica hasta sus obras maestras posteriores como El resplandor y Ojos bien cerrados, desafiaron las expectativas y traspasaron los límites de la expresión narrativa y visual.

    Entre sus muchas películas, 2001: Una odisea del espacio destaca como el mejor esfuerzo de Kubrick. La inventiva de esta epopeya de ciencia ficción de 1968 sigue sorprendiendo a los espectadores de hoy. Puso el listón extremadamente alto para su época, y los efectos visualmente bellos y la ambientación cinematográfica de la película atraen a los espectadores, pero su complejidad, conceptos y ambigüedad lo trascienden a alturas nunca antes vistas.

    Entre la luz y la oscuridad: El eclipse en ‘2001: Una odisea del espacio’ y su significado trascendental

    La película comienza con un eclipse, con la Tierra, la luna y el sol alineados como protagonistas. La luna se mueve gradualmente hacia la parte inferior de la pantalla, revelando el sol pleno en un brillo naranja. No es una vista desde el planeta Tierra, sino desde algún otro lugar del sistema solar. Luego, la película pasa al capítulo titulado “El amanecer del hombre”.

    Metro-Goldwyn-Mayer

    Abrir la película con un eclipse, acompañado de la pieza musical Así hablaba Zaratustra de Richard Strauss, representa, en términos simbólicos, el origen del cosmos. Además, Kubrick utiliza este evento astronómico como un dispositivo narrativo para marcar un punto crucial en la evolución de la humanidad y en el desarrollo de la trama de la película. El eclipse no solo sirve como un momento de transición entre el pasado y el futuro, sino que también representa el despertar de una nueva conciencia.

    Desde el punto de vista visual, el eclipse es una representación impresionante del poder y la majestuosidad del cosmos, y su aparición en la película establece un tono de asombro y maravilla que permea toda la historia. Además, el eclipse actúa como un recordatorio de la insignificancia de la humanidad en comparación con la vastedad del universo, lo que plantea preguntas existenciales sobre el lugar del hombre en el cosmos y su relación con fuerzas más allá de su comprensión.

    Metro-Goldwyn-Mayer

    En un nivel más profundo, el eclipse también puede interpretarse como un símbolo del ciclo eterno de la vida y la muerte, así como de la dualidad entre la luz y la oscuridad, el conocimiento y la ignorancia. Esta dualidad se refleja a lo largo de la película en la lucha entre la humanidad y la inteligencia artificial representada por HAL 9000 (voz de Douglas Rain), así como en la búsqueda de significado y trascendencia por parte del protagonista, el Dr. Dave Bowman (Keir Dullea).

    2001: Una odisea del espacio
    2001: Una odisea del espacio
    Fecha de estreno 31 de octubre de 1968 | 2h 21min
    Dirigida por Stanley Kubrick
    Con Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester
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