Bill Murray ha sido una de las figuras más queridas y enigmáticas de Hollywood. Su carisma, su capacidad para la improvisación y su participación en películas icónicas como Cazafantasmas y El día de la marmota lo han convertido en un referente del cine de comedia. Además, en los últimos años ha cultivado una imagen casi mitológica, apareciendo de forma inesperada en bodas, bares y eventos culturales, siempre con su actitud despreocupada y su sentido del humor inconfundible.
Sin embargo, no todo en su carrera ha sido motivo de orgullo. A pesar de su capacidad para reinventarse y elegir papeles interesantes, hay una película en particular que Murray desearía no haber aceptado. Aunque ha trabajado en proyectos menos exitosos como Los ángeles de Charlie o The Dead Don’t Die, ninguno de ellos ha generado en él el nivel de arrepentimiento que le dejó una producción de hace dos décadas.
Columbia Pictures
De la confusión al desastre: el fracaso que Bill Murray no olvida
En la película Zombieland de 2009, donde Murray hace un cameo interpretándose a sí mismo, se incluye un chiste que se convirtió en una especie de confesión pública. En una escena, su personaje es asesinado accidentalmente por el protagonista (Jesse Eisenberg), y cuando se le pregunta si se arrepiente de algo, responde con un lacónico "Garfield, tal vez". La línea, que hizo reír a muchos espectadores, hacía referencia a lo que él mismo ha admitido: aceptar dar voz al famoso gato naranja fue un error.
Relativity Media
Estrenada en 2004, Garfield: La película combinaba animación digital con live-action y estaba basada en las populares tiras cómicas de Jim Davis. Para muchos, parecía una apuesta segura: un personaje icónico, un tono familiar y un actor de renombre como Murray prestando su voz al protagonista. Sin embargo, el resultado dejó mucho que desear tanto para el público como para el propio actor. En diversas entrevistas, ha dejado claro que su experiencia en la película fue desastrosa, principalmente porque no tuvo la oportunidad de improvisar ni de aportar su propio estilo cómico.
Uno de los grandes problemas fue el proceso de producción. Cuando Murray se unió al proyecto, todas las escenas con actores ya habían sido filmadas, y la animación de Garfield se agregó después. Esto significaba que sus diálogos estaban prácticamente fijados y que no había espacio para la espontaneidad que caracteriza su trabajo. “Trabajé con un borrón gris y unas líneas ya escritas. Intenté arreglarlo, pero fue imposible”, comentó en una sesión de preguntas y respuestas en Reddit.
Twentieth Century Fox
La experiencia fue tan frustrante que cuando vio el primer montaje de la película, sin los efectos digitales añadidos, quedó completamente atónito. Según relató en el podcast Sunday Sitdown with Willie Geist, al terminar la proyección exclamó: "¿Quién editó esta película? Tenemos que encontrarlo y matarlo para que no vuelva a hacer esto jamás". El comentario, aunque en tono de broma, tuvo un impacto inmediato: el editor de la película, que estaba presente en la sala, abandonó el proyecto esa misma noche y no regresó.
Curiosamente, su participación en Garfield se debió a un malentendido. Bill Murray aceptó el papel porque pensó que el guion había sido escrito por Joel Coen, el renombrado cineasta responsable de Fargo y El gran Lebowski, cuando en realidad el guionista era Joel Cohen, cuyo historial incluía películas más comerciales como Más barato por docena. Sin tomarse el tiempo de revisar el guion a fondo, confió en el nombre y aceptó la oferta, solo para darse cuenta más tarde de su error.
