En Hollywood, el dinero no es ningún juego. Porque si algo mueve a la industria cinematográfica, además de las buenas historias y los rostros carismáticos, son los números con muchos ceros. Las grandes superproducciones no sólo buscan contar relatos épicos, sino romper récords de taquilla donde tienen un lugar especial Avatar de James Cameron, Avengers: Endgame y el clásico de Titanic, que superaron los dos mil millones de dólares en recaudación mundial como si no fuera nada.
Pero así como existen los ingresos estratosféricos, también está el otro lado de la moneda: cuánto cuesta realmente llevar esas aventuras a la pantalla. Porque si algo hemos aprendido con el tiempo, es que los efectos especiales no se hacen gratis, los actores no cobran poco y la tarea de llevar una historia a todas partes del mundo sale cara.
Hasta hace poco, Star Wars: El despertar de la fuerza tenía el título de la producción más cara de todos los tiempos, sin embargo, otra gran cinta de ciencia ficción logró quitarle el primer lugar. Desde 2015, la séptima entrega de la franquicia espacial de Disney ostentaba la corona desde con sus humildes 512 millones de dólares, pero los dinosaurios de Jurassic World: Dominio llegaron para arrasar con el presupuesto más elevado de la historia del cine.
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Con un estimado de alrededor de 584 millones de dólares, la última entrega de Jurassic World se subió al podio de las cintas más caras. Estrenada en 2022, esta cinta reunió en pantalla tanto a los protagonistas nuevos como a los clásicos: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Jeff Goldblum, Sam Neill y Laura Dern. Todos ellos compartieron escena en el crossover definitivo entre la ciencia y la nostalgia.
No obstante, no fue el elenco estelar lo que realmente infló el presupuesto, sino la pandemia por COVID-19. La crisis sanitaria no sólo paró la filmación, sino que obligó a todo el equipo a seguir protocolos estrictos durante meses. El resultado fueron retrasos, regrabaciones, equipos médicos en el set, alojamientos más largos de lo previsto y una montaña de gastos inesperados que hicieron que los costos se dispararan. Lo que empezó como una producción de gran escala se convirtió en una pesadilla logística.
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Pero a pesar del gasto monumental, la película cumplió con su objetivo: cerrar la saga con una historia explosiva, con dinosaurios sueltos por el mundo, conspiraciones biotecnológicas y mucho ruido. Aunque no fue la más querida por la crítica, lo cierto es que cumplió con el combo de acción, nostalgia y criaturas gigantes. Y si algo ha demostrado esta franquicia desde 1993, es que los dinosaurios siempre venden, y no por nada, las criaturas prehistóricas volverán con Jurassic World: Rebirth.