Entre la enorme oferta de contenidos coreanos que inunda actualmente el catálogo de Netflix, Mar de la tranquilidad puede parecer una joya olvidada. Sin embargo, esta miniserie de ciencia ficción y horror merece más atención de la que recibió en su estreno. Con tan solo ocho episodios, logra construir una atmósfera de angustia creciente, una historia de supervivencia en el vacío lunar y una tensión narrativa que recuerda a clásicos del género como Alien de Ridley Scott, pero con una sensibilidad y profundidad muy propias del drama coreano.
Dirigida por Choi Hang-yong y escrita por Park Eun-kyo, la serie se ambienta en un futuro distópico, específicamente en el año 2075, cuando la Tierra enfrenta una sequía global que ha vuelto el agua potable un recurso casi extinto. La humanidad está al borde de su colapso, y la única esperanza parece ser una misión espacial organizada por la agencia SSA: recuperar una sustancia experimental que podría generar agua de forma ilimitada.
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La misión lunar marcada por el horror y los secretos que merece más atención en Netflix
El equipo es liderado por el capitán Han Yoon-jae (interpretado por Gong Yoo) y la astrobióloga Song Ji-an (encarnada por Bae Doona), quienes se enfrentan no solo a los peligros del espacio, sino también a secretos profundamente enterrados. La misión los lleva a la estación Balhae, un centro de investigación abandonado en la superficie lunar tras un supuesto accidente de radiación que mató a toda su tripulación, incluyendo a la hermana de Song. Lo que parece una misión de recuperación se convierte en una pesadilla cuando el equipo realiza un fatídico descubrimiento.
El ritmo de la serie es deliberadamente pausado en sus primeros episodios, pero esta decisión narrativa permite construir una atmósfera sofocante y desarrollar en profundidad tanto a los personajes como la lógica del mundo que habitan. Cada capítulo ahonda en la desesperación de un futuro sin recursos, en los dilemas éticos que plantea la supervivencia y en las heridas emocionales que arrastran sus protagonistas. En ese sentido, Mar de la tranquilidad se aleja de las fórmulas fáciles del género y ofrece un relato con matices filosóficos y ecológicos.
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La transición de la serie hacia el thriller puro ocurre sin aviso, lanzando a los personajes en una espiral de terror cada vez más asfixiante. La criatura que habita la estación no solo es letal, sino que representa un misterio evolutivo y científico que conecta directamente con los intereses oscuros de la agencia espacial. A medida que el grupo se reduce, las traiciones salen a la luz y los conflictos internos crecen, el espectador queda atrapado en una tensión que no cede hasta el último episodio.
Además de sus evidentes vínculos temáticos con películas como Train to Busan (donde también actúa Gong Yoo), Mar de la tranquilidad se apoya en un elenco sólido y una puesta en escena sobria pero efectiva. Bae Doona aporta una vulnerabilidad contenida que contrasta con la rigidez militar de Gong Yoo, y juntos conducen una historia que no solo habla del fin del mundo, sino también de lo que queda de humano cuando todo está perdido.