Hace algún tiempo Netflix estrenó una esperada adaptación cinematográfica mexicana dirigida por Rodrigo Prieto, quien es uno de los directores s más reconocidos del cine internacional, y con este trabajo debutó en su ópera prima. La cinta, considerada por muchos la obra cumbre de la literatura de este país, fue una ambición que Prieto mantuvo a lo largo de su vida, y cuya envergadura asumió con una visión muy personal: traer a la pantalla grande el universo de Comala, que a su vez es un pueblo que flota entre la vida y la muerte, y es parte fundamental del mundo fantástico de México.
La historia sigue a Juan Preciado, quien es un joven que viaja al pueblo de Comala tras la muerte de su madre, con la intención de encontrar a su padre, Pedro Páramo. Pero lo que encuentra es un lugar fantasma, habitado por ecos del pasado, voces de los muertos y una profunda desolación. A través de su viaje, se revelan los secretos del cacique Pedro Páramo, un hombre que gobernó con crueldad y quebró voluntades, dejando tras de sí una estela de soledad.
Por lo tanto la película -al igual que la novela- se mueve en un territorio atemporal, donde los límites entre el sueño, la muerte y la memoria se desdibujan.
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Además, dado que la obra de Juan Rulfo ha sido fundamental no solo para la literatura mexicana, sino también para toda la tradición del realismo mágico, hay que destacar que tras ser escrita en 1955, Pedro Páramo rompió con las formas narrativas tradicionales e introdujo una prosa cargada de silencio, dolor, imágenes rurales y simbolismo mexicano. Gabriel García Márquez llegó a decir que, tras leerla, sintió que él también podía escribir novelas, por lo que hay que celebrar que esa influencia literaria también se respira en esta adaptación, en donde Prieto captura no solo la historia, sino la atmósfera fantasmal y la poesía visual que habita en la obra original.
El elenco es completamente mexicano y destaca por interpretaciones intensas y profundas con Manuel García-Rulfo interpretando a Pedro Páramo, Tenoch Huerta dando vida a Juan Preciado, e Ilse Salas, Mayra Batalla y Dolores Heredia aportando matices de misticismo, belleza, misterio y sensualidad a una historia construida sobre las ausencias, los recuerdos y las voces que ya no están, pero no dejan de hablar. La música, compuesta por Gustavo Santaolalla, suma una capa más de emoción a la cinta.
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Respecto a Rodrigo Prieto, tenemos que el director eligió filmar en escenarios naturales de San Luis Potosí, con haciendas y parajes que evocan la aridez y la carga simbólica de Comala. En cuanto a la fotografía, esta es, como era de esperarse, exquisita en donde Prieto rinde homenaje al México rural, a sus heridas históricas, a la posguerra revolucionaria y a las estructuras de poder que durante décadas marcaron la vida del país.
Así que ya que Pedro Páramo es una de las obras latinoamericanas que jamás deben dejarse de lado, aquí te recordamos que este título ya está disponible en Netflix y puedes conocerlo esta misma tarde... ¡No te la pierdas!
