Una serie llena de giros inesperados estrena tercera temporada y se convierte en el nuevo éxito de Netflix
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Con una narrativa más madura, personajes renovados y una avalancha de emociones, esta serie regresa a Netflix con su tercera temporada y sorprende al colocarse como una de las más vistas del año, conquistando incluso a sus antiguos detractores.

Netflix ha lanzado la tercera temporada de Ginny y Georgia, una serie que, tras años de críticas mixtas y momentos virales por razones equivocadas, finalmente encuentra su punto de madurez. Con 17.6 millones de visualizaciones en su semana de estreno, la serie no solo se posiciona como la más vista del catálogo en inglés, sino que también ha provocado que sus dos temporadas anteriores regresen al Top 10 global de la plataforma.

Este fenómeno de redescubrimiento no es nuevo en Netflix, pero sí significativo. Lo que comenzó como un drama adolescente cargado de clichés y escenas incómodas, ha evolucionado hacia un relato más íntimo y emocional, capaz de conectar con sus espectadores en niveles inesperados. Temporadas pasadas fueron objeto de burlas en redes sociales, especialmente por momentos considerados “cringe”, como bailes escolares exagerados o diálogos fuera de tono. Sin embargo, la tercera entrega ha demostrado que Ginny y Georgia puede superar su pasado con una narrativa más sólida y madura.

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Temporada 3 de ‘Ginny y Georgia’: menos drama forzado, más profundidad emocional

La nueva temporada representa un notable cambio de dirección para la serie creada por Sarah Lampert. Ya no se trata solo de impactar con tramas intensas o giros dramáticos, sino de ofrecer una evolución real en sus personajes. Georgia (Brianne Howey), la madre carismática y caótica, deja atrás su rol de figura dominante y enigmática para mostrar una vulnerabilidad que la humaniza: su arresto marca un punto de inflexión, revelando una mujer asustada y desconcertada que busca redención.

Por su parte, Ginny (Antonia Gentry), que en entregas anteriores se veía eclipsada por la personalidad explosiva de su madre, se convierte en la verdadera protagonista emocional. Su camino hacia la autocomprensión, el manejo de su salud mental y la búsqueda de independencia resulta más creíble y emotivo. Lejos de los conflictos forzados, su crecimiento como personaje está construido desde la empatía y el reconocimiento de sus propios errores.

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El cambio también alcanza a los personajes secundarios. Max, quien antes solo aportaba comic relief o drama adolescente superficial, atraviesa un arco emocional que deja ver una mayor complejidad. Sus escenas de crisis emocional, tratadas con honestidad, han tocado la fibra sensible del público. Marcus, su hermano, también recibe una atención más profunda: su lucha con la depresión no se presenta como un mero adorno narrativo, sino como una problemática abordada con respeto, culminando en una potente escena en la que es llevado a rehabilitación.

En un panorama televisivo donde muchas series juveniles pierden relevancia con el paso del tiempo, Ginny y Georgia ha logrado un raro giro de redención. Esta tercera temporada no solo ha traído de vuelta a los espectadores que la abandonaron, sino que la ha posicionado como una de las ficciones adolescentes más comentadas del momento. Con millones de visualizaciones y un recibimiento cálido en redes sociales, la serie se confirma como uno de los nuevos pilares del entretenimiento de Netflix en 2025.

Ginny y Georgia
Ginny y Georgia
Fecha de estreno 2021-02-24
Series : Ginny y Georgia
Con Brianne Howey, Antonia Gentry, Jennifer Robertson
Usuarios
3,0
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