Desde su llegada a Netflix, Nuestros Tiempos ha dado mucho de qué hablar, y no solo por reunir a dos grandes figuras del espectáculo mexicano -como Lucero y Benny Ibarra- sino por presentarnos una historia íntima y profundamente emocional que converge con teorías científicas que subyacen a su trama: los viajes en el tiempo, los agujeros de gusano y la pregunta eterna de si el amor puede sobrevivir al cambio. Y sí, hay quienes dicen que **Albert Einstein podría estar detrás .indirectamente- de esta historia.
Para empezar, la cinta nos transporta al México de 1966 donde Nora y Héctor, un matrimonio de físicos brillantes, logran lo que parecía imposible: construir una máquina del tiempo basada en la teoría de los agujeros de gusano. El experimento los lanza hasta el año 2025, una época que desafía todo lo que conocían.
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En esta nueva realidad, Nora encuentra un mundo que por fin reconoce su voz como científica y en donde las mujeres lideran, la tecnología ha dado frutos inesperados, y la igualdad de género no es solo un ideal. Héctor, en cambio, sufre el choque de valores porque el futuro lo confronta con su pasado, y su relación se vuelve el laboratorio donde ambos deben reevaluar no solo su amor, sino también su identidad.
Y así, lo que para algunos puede sonar a pura ficción romántica también tiene un pie firmemente plantado en la ciencia, ya que en 1935, Albert Einstein y Nathan Rosen propusieron un modelo teórico conocido como "el puente Einstein-Rosen", que es una especie de túnel que conecta dos puntos del espacio-tiempo. Este concepto sería retomado más adelante por el físico John Archibald Wheeler, quien acuñó el término "agujero de gusano" y exploró su potencial para los viajes temporales.
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Aunque la ciencia aún no ha logrado hacer realidad estas estructuras, dado que se consideran inestables o intransitables, el cine y la literatura han encontrado en ellas una fuente inagotable de inspiración. Y como Nuestros Tiempos no busca la espectacularidad de las paradojas temporales, sino la emoción de los cambios internos, lejos de darnos una explicación sobre cómo poder movernos entre dimensiones, resulta la mezcla perfecta entre romance y ciencia, preguntándonos quiénes somos cuando todo a nuestro alrededor ha cambiado.
Además, al final la cinta plantea una pregunta tan universal como poderosa: ¿se puede amar igual cuando el mundo ya no es el mismo? Y en ese sentido no solo rinde homenaje a la física moderna, sino también al misterio más antiguo del universo: el amor. ¡No te la pierdas en Netflix!
