Hay días en los que simplemente no dan ganas de salir, más cuando el cielo está gris, las nubes lo cubren todo, y la lluvia suena de fondo. Todo esto hace un día perfecto para quedarte en pijama con una cobija, unas palomitas y una buena película. Y aunque muchos piensan de inmediato en hacer maratón de Harry Potter, ver de nuevo los triángulos amorosos de Crepúsculo, o llorar con Legalmente Rubia y Un lugar llamado Notting Hill, la verdad es que hay otro género que va de maravilla con el clima: el western.
Cuando la lluvia cae y el frío entra por la ventana, no hay nada como una historia épica con sombreros, caballos, y paisajes impresionantes que parecen pinturas. Sin embargo, no cualquier película de vaqueros está hecha para disfrutarse con un chocolate caliente y un pan en los días donde el agua no deja de caer del cielo. De toda la gama de cintas, hay una joya del cine que, si no has visto, te estás perdiendo de algo grande.
El western tuvo su época dorada hace décadas, con leyendas como John Wayne y Clint Eastwood cabalgando por la pantalla grande. Pero a finales de los años ochenta, el género ya parecía algo del pasado hasta que llegó una película que no solo lo revivió, sino que le dio una nueva alma. Se trata de Danza con lobos, una historia íntima, humana, pero igual de poderosa que otros western.
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Esta es la película de la que todos deberían estar hablando, sobre todo en estos días en los que el clima parece pedir algo para contemplar y pensar profundamente. Esta producción dirigida y protagonizada por Kevin Costner es una de esas que se sienten como un abrazo para el alma, con una historia que te lleva a través de paisajes majestuosos, encuentros culturales y emociones que van desde la soledad hasta la conexión más genuina con los demás.
Danza con lobos se ubica en la Guerra de Secesión estadounidense. Después de que accidentalmente lleve a las tropas de la Unión a una victoria durante el conflicto bélico, el teniente John J. Dunbar es enviado por su superior, el mayor Fambrough, a un puesto en la frontera del territorio indio sin ningún tipo de compañía. A medida que avanzan los días descubre que no está solo y traba amistad con un lobo al que llama Calcetines y que lo acompaña en sus patrullas.
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Pronto, encuentra que cerca hay una curiosa tribu rival india, por lo que se apresura a conocer su cultura y entabla una relación amistosa con un líder llamado "Ave que patea". Gradualmente se gana el respeto de estas personas nativas y se deshace de los prejuicios de los hombres blancos. Danza con lobos muestra la importancia que la humanidad le pone abismo de culturas y tradiciones que existe entre bandos opuestos, y que la enemistad no debería existir entre ambos bandos.
