Durante décadas, Stephen King y Steven Spielberg han ocupado un lugar privilegiado en el imaginario del entretenimiento global. El primero, como maestro del horror literario; el segundo, como mago de la narrativa cinematográfica. Por eso, la sola idea de una colaboración entre ambos parecía destinada a convertirse en un clásico instantáneo. Y, sin embargo, nunca sucedió. ¿Por qué dos gigantes con una pasión compartida por el género fantástico jamás trabajaron juntos? La razón no solo es desconcertante, sino también profundamente frustrante.
Todo comenzó en los años noventa, cuando King propuso a Spielberg una historia original sobre una casa encantada que parecía crecer y mutar por sí sola: Rose Red. El director de Tiburón y Jurassic Park se mostró entusiasmado y dio luz verde al proyecto como una película de alto presupuesto. King, emocionado, comenzó a escribir el guion con la intención de crear algo perturbador e intimista, muy alejado del terror efectista. Pero pronto surgieron los desacuerdos: Spielberg deseaba una historia con más acción y ritmo, en la línea de Los pájaros, mientras que King aspiraba a una atmósfera más psicológica, al estilo de Shirley Jackson.
La historia detrás de la fallida colaboración de Steven Spielberg y Stephen King
Las diferencias creativas se volvieron irreconciliables. Spielberg quería un espectáculo cinematográfico, mientras King defendía una historia de horror lento y atmosférico. Finalmente, el proyecto se canceló, y el autor de Carrie y El resplandor recuperó los derechos del guion. En lugar de abandonarlo, lo transformó en una miniserie para televisión, estrenada en 2002, con dirección de Craig R. Baxley. Aunque la historia fue criticada por su evidente inspiración en The Haunting, su diseño de producción y su reparto lograron dotarla de una identidad propia.
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La trama de Rose Red gira en torno a una profesora universitaria que reúne a un grupo de psíquicos para investigar una mansión en Seattle con fama de devorar a quienes la habitan. Inspirada en la Winchester Mystery House, la construcción de la casa y sus misterios resultan tan inquietantes como fascinantes. A medida que el grupo se adentra en sus pasillos cambiantes, se enfrentan a presencias espectrales y a una estructura que parece tener vida propia. La historia, aunque irregular, contiene momentos de tensión que todavía atrapan a los fans del género.
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A la distancia, resulta inevitable imaginar lo que Spielberg habría hecho con Rose Red. En los años noventa, el cineasta estaba en uno de sus momentos más brillantes, con obras como La lista de Schindler y Salvando al soldado Ryan. La posibilidad de que esta historia formara parte de esa racha es casi dolorosa. Más aún cuando consideramos que Spielberg, pese a no haber dirigido nunca una película de terror puro, escribió Poltergeist con gran destreza.
Pese a todo, Rose Red no es un fracaso absoluto. La miniserie tiene encanto, un reparto comprometido y un enfoque distinto al horror convencional. Pero también es el recordatorio de una oportunidad perdida. La colaboración entre King y Spielberg pudo haber sido histórica, una conjunción entre la mente más prolífica del horror moderno y uno de los cineastas más influyentes del siglo XX. En su lugar, solo nos queda preguntarnos: ¿qué habría pasado si ambos hubieran cedido un poco?