Hollywood es una montaña rusa. Un día puedes estar en la cima del mundo, con contratos millonarios, portadas de revista y fans gritando tu nombre, y al siguiente desapareciendo por completo del mapa. Basta con ver casos como Brendan Fraser, que pasó de ser el aventurero favorito de todos a estar lejos de las cámaras, solo para después volver con todo y llevarse un Oscar con La ballena. O Robert Downey Jr., que tocó fondo antes de convertirse en Iron Man por excelencia. Y qué decir de Michael Keaton, que dejó el traje de Batman, se reinventó, y ahora es un actor con la agenda llena.
Pero no todas las historias tienen ese arco de redención que tanto nos gusta. A veces, la oportunidad de oro puede convertirse en el mayor obstáculo de tu carrera. Y eso le pasó a un actor que, hace 25 años, pensó que estaba entrando por la puerta grande de la industria, sin imaginar que también estaba marcando su salida. Si bien creyó que nada podía salir mal y que le abriría el paso para proyectos aún más grandes, lo cierto es que ocurrió todo lo contrario.
La historia comienza en una galaxia muy, muy lejana, con un actor joven, entusiasta y con muchas ganas de comerse el mundo, que fue elegido para un papel en nada más y nada menos que Star Wars, una de las franquicias más queridas y legendarias de la historia del cine. Se trata de Ahmed Best, el actor que interpretó a Jar Jar Binks, ese personaje digital con acento peculiar y movimientos torpes que apareció por primera vez en Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma allá por 1999.
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Lo que para muchos fue una experiencia mágica, para él fue el inicio de una pesadilla mediática que casi le cuesta su salud mental y su carrera. Fue en una entrevista con la revista People que Ahmed habló abiertamente sobre cómo fue ponerse en la piel de uno de los personajes más polémicos del universo creado por George Lucas. "Mi carrera terminó donde comenzó", dijo, dejando claro que el impacto de ese rol fue mucho más profundo de lo que la gente cree.
Jar Jar, con su estilo exagerado, sus frases extrañas y su humor infantil, fue duramente atacado por los fans más duros de la saga, quienes lo culparon de arruinar la trilogía. Lo que debía ser un personaje simpático para atraer al público más joven, se convirtió en el blanco de burlas y rechazos, siendo Ahmed Best quien cargó con todo ese peso.
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"Cuando salí de esa burbuja, me dije a mí mismo que todos iban a apreciar lo que habíamos hecho (...) pero ya había algún tipo de ideas preconcebidas y este odio en línea, que ya estaba empezando a surgir", dijo el actor. Lo más triste es que ese odio no fue solo hacia el personaje, sino que se volvió personal: Ahmed recibió ataques, burlas públicas y críticas destructivas que lo empujaron al borde.
Por suerte, el tiempo le han dado algo de justicia. En los últimos años, muchos seguidores han revisitado la trilogía y han comenzado a valorar su trabajo desde otra perspectiva. También ayudó que Lucasfilm le ofreciera regresar, esta vez como el Maestro Kelleran Beq, en una aparición especial en The Mandalorian, lo que emocionó a más de uno. Fue un gesto simbólico, pero poderoso, una forma de reconocer que Ahmed siempre fue parte importante de la saga.
