No todo en el catálogo de streaming son aventuras animadas y películas para ver con los sobrinos y con toda la familia. A veces apetece algo ligero como Shrek, Mi villano favorito o clásicos como E.T., el extraterrestre, que puedes poner sin miedo a que alguien en casa se tape los ojos. Son historias que unen generaciones y que siempre funcionan para una tarde de sofá en grupo.
Pero hay otros momentos, quizá después de un día agotador en el trabajo, en los que lo que buscas es algo muy distinto. Una serie corta, intensa y con una trama que suba la temperatura de la habitación. Una de esas que es mejor ver a solas o, si acaso, con una compañía muy especial, y lo mejor es que Netflix tiene justo lo que buscas.
Ese es el caso de Fidelidad, una miniserie italiana que solo tiene seis episodios, pero que concentra en ellos una mezcla de erotismo, tensión emocional y drama que no da ni un respiro. No es apta para menores de edad ni para verla con toda la familia reunida, pero sí es perfecta para engancharte en una noche tranquila y dejarte pensando mucho después de que aparezcan los créditos.
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Ambientada entre las ciudades de Milán y Rimini, Fidelidad gira en torno a la historia de una joven pareja y las explosivas consecuencias de una supuesta traición: la de Carlo y Margherita. Él es profesor a tiempo parcial de escritura creativa, y Margherita es arquitecta convertida en agente inmobiliaria, ambos enamorados. Pero sucede que sus deseos se alejan de los confines de su dormitorio.
Carlo anhela la belleza de una de sus alumnas, Sofía; por otro lado, Margherita fantasea con su fisioterapeuta Andrea. El sueño de un nuevo apartamento en el corazón de Milán podría ser justo lo que Carlo y Margherita necesitan para fortalecer su relación, que se convierte en símbolo y expresión de fidelidad, no solo como pareja, sino también hacia ellos mismos.
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La serie está inspirada en la novela "Fedeltà" de Marco Missiroli, que fue un éxito en Italia y finalista del Premio Strega, uno de los galardones literarios más prestigiosos del país. Y lo que hace tan atractiva a Fidelidad es que no se limita a mostrar una historia de engaños o dudas amorosas, sino que se adentra en la mente de sus protagonistas y muestra cómo las emociones pueden alterar la percepción de la realidad.
Con solo seis episodios de alrededor de 45 minutos cada uno, Fidelidad se presta para un maratón en una sola noche. No hay capítulos de relleno: cada escena aporta algo, ya sea un avance en la trama, una revelación o un cambio en la dinámica de la pareja. Aunque gran parte del atractivo de la serie está en su componente sensual, Fidelidad también es un reflejo sobre la confianza, las expectativas en una relación y cómo los pequeños gestos pueden cambiar el rumbo de una vida.