Desde Jaws de Steven Spielberg hasta The Birds de Alfred Hitchcock, pasando por Cujo y Anaconda, el cine de terror siempre ha tenido un lugar para los animales descontrolados: tiburones, perros rabiosos, serpientes gigantes o aves asesinas han llenado la pantalla con violencia y suspenso. Sin embargo, pocas veces un oso ha sido el protagonista absoluto de una masacre, y mucho menos bajo los efectos de las drogas. Esa combinación improbable es la que da vida a una de las películas más extrañas, absurdas y divertidas de los últimos años.
Se trata de Oso intoxicado, dirigida por Elizabeth Banks, que rescata una historia real ocurrida en 1985 y la lleva al terreno de la comedia sangrienta. La película, que ya puedes ver en Netflix, mezcla humor negro, gore desmedido y una sátira al cine de explotación de los años ochenta, logrando una experiencia que oscila entre la incredulidad y la carcajada.
‘Oso intoxicado’: el sangriento y absurdo filme que llega a Netflix
La trama parte de un hecho insólito: un narcotraficante lanza cargamentos de cocaína desde su avión, y en un bosque de Georgia un oso negro de más de 200 kilos se topa con uno de esos paquetes. El animal ingiere una cantidad absurda de droga y, bajo sus efectos, desata un frenesí de violencia contra turistas, policías, traficantes y cualquiera que se cruce en su camino.
Universal Pictures
Entre los personajes humanos destacan Keri Russell como una madre que busca a su hija perdida en el bosque, O’Shea Jackson Jr. y Alden Ehrenreich como dos torpes criminales enviados a recuperar la mercancía, y el legendario Ray Liotta en uno de sus últimos papeles como un despiadado capo. Cada uno, con su propio arco, termina enredado en un torbellino de persecuciones, balas y ataques salvajes del oso drogado.
Más allá de lo absurdo de su premisa, Oso intoxicado logra algo particular: hablar del tema de las drogas sin caer en los clichés del cine de terror que tradicionalmente demoniza a los consumidores. Al poner la violencia en manos de un animal y no de una persona, la película evita estigmatizar a quienes luchan con la adicción, y al mismo tiempo abre un espacio para la sátira y la crítica social.
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El éxito de la película no solo se debe a sus escenas sangrientas y a su humor desmedido, sino también a cómo revitalizó el género del horror absurdo. Tras su estreno, se abrieron paso imitaciones como Cocaine Shark o Meth Gator, que han intentado replicar el fenómeno con mayor o menor fortuna. Sin embargo, ninguna ha logrado el mismo equilibrio entre la violencia gráfica, el absurdo narrativo y la autoconsciencia de Oso intoxicado.