El remake de acción extrema que desafió a Keanu Reeves y Patrick Swayze llega a Netflix 10 años después de su estreno
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Un remake polémico que intentó actualizar un clásico de los 90 regresa en Netflix tras una década. Acción extrema, deportes extremos y comparaciones inevitables con Keanu Reeves y Patrick Swayze marcan su llegada al streaming.

El cine posmoderno ha convertido al remake en una práctica constante, en la que las historias se reescriben y reciclan para dialogar con nuevas generaciones. Esta condición ya había sido anticipada por Andy Warhol, quien en los años sesenta utilizó la repetición de imágenes icónicas como las latas de sopa Campbell o los retratos de Marilyn Monroe para cuestionar la originalidad en el arte. En el ámbito cinematográfico, ejemplos como Scarface de Brian De Palma, que retomaba un filme de 1932 de Howard Hawks, o La mosca de David Cronenberg inspirada en la versión de 1958, revitalizaron viejas narrativas con estéticas actualizadas.

Point Break (Sin límites)
Point Break (Sin límites)
Fecha de estreno 8 de enero de 2016 | 1h 53min
Dirigida por Ericson Core
Con Édgar Ramírez, Luke Bracey, Ray Winstone
Medios
1,8
Usuarios
3,1
Streaming

El fenómeno del remake en el cine posmoderno

En décadas posteriores, la fiebre del remake se intensificó con propuestas tan diversas como King Kong de Peter Jackson o True Grit de los hermanos Ethan y Joel Coen, ambas reelaboraciones de clásicos de Hollywood que encontraron nuevas lecturas en un contexto contemporáneo. Estas producciones reflejan cómo la repetición no es un mero ejercicio de copia, sino un intento de resignificar, aunque no siempre con resultados exitosos. Bajo esta lógica, en 2015 llegó a las pantallas una nueva versión de Point Break, que ahora, diez años después, revive en Netflix con la esperanza de alcanzar un público más amplio.

Estrenada en cines en 2015, Point Break buscaba actualizar el clásico de Kathryn Bigelow de 1991, que se convirtió en un referente del cine de acción y un título de culto gracias a la dupla de Patrick Swayze y Keanu Reeves. El remake, dirigido por Ericson Core, apostó por un giro más global y contemporáneo, poniendo en el centro la figura de Luke Bracey como Johnny Utah y Edgar Ramírez como Bodhi. Sin embargo, el peso del legado de la versión original marcó de inicio una comparación inevitable que no jugó a su favor.

Twentieth Century Fox

‘Point Break’: Luke Bracey y Edgar Ramírez frente a un legado difícil de igualar

A diferencia de la película de Bigelow, donde un grupo de surfistas encubría una serie de asaltos bancarios en California, la nueva versión amplió el escenario hacia un relato de terrorismo ecológico y desafíos extremos en diferentes rincones del mundo. La idea de expandir la historia pudo parecer ambiciosa, pero terminó por diluir la tensión narrativa y, sobre todo, la química entre sus protagonistas, un aspecto esencial que había elevado la original más allá de su condición de simple acción.

Alcon Entertainment

El remake centró gran parte de su metraje en mostrar secuencias espectaculares de deportes extremos: saltos en wingsuit, snowboard, escalada libre y surf de olas gigantes. Aunque estas escenas buscaban captar la atención de una audiencia acostumbrada a sagas como Misión Imposible o Rápidos y furiosos, el exceso de adrenalina no logró compensar la falta de vínculos emocionales o filosóficos entre sus personajes.

El gran reto de Luke Bracey y Edgar Ramírez fue encarnar a personajes que ya eran míticos en la cultura popular. La frescura de Reeves como un agente en busca de identidad y el magnetismo espiritual de Swayze como Bodhi fueron imposibles de replicar. Ese contraste de personalidades (la ley contra la libertad, el deber frente a la trascendencia) convirtió al filme de Bigelow en una obra con resonancias filosóficas que la versión moderna nunca consiguió recuperar.

facebook Tweet
Te puede interesar