¡Hace 31 años todos los niños de los 90 soñaban con esta película! Tras la hermosa historia, la estrella tenía un destino oscuro
Jessica Campos
Jessica Campos
-Redactora
Algunas de mis películas favoritas son 'Birdman', 'Begginers' y 'L'âge atomique'. El cine de terror me da miedo, me gustan los comics, y mis géneros favoritos son la fantasía y la animación. Estudié Comunicación en la UNAM y algún día terminaré la carrera de Historia en la FFyL.

Aunque no existe evidencia de que un animal elige ser actor, sí hay historias sumamente indignantes, en las que los seres humanos hemos sido partícipes de su sufrimiento y el caso de esta ballena famosa lo confirma.

El cine nos ha mostrado que lo fantástico, imaginario e irreal puede hacerse posible, y aunque en la actualidad el uso de tecnologías como la Inteligencia Artificial -o las imágenes generadas por computadora (conocidas como CGI)- vuelven esta premisa mucho más fácil, hace menos de cinco décadas los estudios recurrían a grandes escenografías y montajes reales para realizar sus producciones. Así, mientras en sagas como Indiana Jones o Star Wars se recurrió a efectos especiales o naves creadas a escala para su rodaje, en el cine con animales se entrenaba a perros, gatos, monos, caballos, osos y otras especies para aparecer en escena.

Esto nos dio como resultado una gran cantidad de películas como Babe, el puerquito valiente; Bingo, Belleza Negra, Beethoven, André o La gran aventura de un panda, en donde si bien se nos mostraron historias conmovedoras y muy disfrutables en familia, sus protagonistas -los animales- no dejaban estar fuera de su contexto natural. Además hay que mencionar que en muchos casos eran obligados, forzados y entrenados -con métodos cuestionables- a obedecer los requerimientos de un personaje y un guion, añadiendo que todo esto se realizaba como si dichos animales fueran humanos y se comportaran, actuaran, interactuaran y entendieran la diferencia entre la realidad y ficción al igual que nosotros.

Liberen a Willy
Liberen a Willy
Dirigida por Simon Wincer
Con Jason James Richter, Lori Petty, Jayne Atkinson
Fecha de estreno 11 de diciembre de 2020
Medios
3,7
Usuarios
3,0
Ver en HBO MAX

Keiko; la ballena que transformó la industria del cine

Warner Bros.

Y así es como llegamos al caso de Keiko y su trilogía -Liberen a Willy, Liberen a Willy 2: Regreso a Casa y Liberen a Willy 3: El rescate-, pero también a una de las historias más aberrantes, trágicas y tristes en relación al maltrato y crueldad animal dentro del entretenimiento y caza de animales, así como a los niveles de consciencia y empatía en los seres humanos y la industria de Hollywood del inicio de la década de 1990 a la actualidad.

Para comenzar, hay que narrar que Keiko fue una ballena macho capturada a la edad de entre 2 y 3 años, cuando aún estaba en un desarrollo considerado como una etapa infantil. Después fue vendida al acuario de Hafnarfjordur, que es un pueblo cercano a la capital de Islandia en donde nació, y luego volvió a ser vendida a Marineland en las Cataratas del Niágara, en Canadá, cuando tenía entre 6 y 7 años de edad, y en donde tuvo problemas con otras ballenas del lugar.

El cautiverio, el hecho de haber sido capturada muy joven, y los traslados constantes, dejaron grandes secuelas en ella, además de que las condiciones de crianza no fueron las óptimas y se le solía colocar en piscinas en donde apenas y se podía mover con libertad, atrofiando tanto su desarrollo físico como mental y emocional.

Warner Bros.

Y es que mientras una orca adulta suele nadar hasta 200 kilómetros en un día, desde que era una cría Keiko tuvo una vida errática y además fue considerada un objeto o atracción de ventas, más que un animal libre y ser vivo. Esto provocó que en el aspecto físico su piel sufriera lesiones graves, y que su aleta dorsal se curvara de forma inquietante para una orca de su edad. A eso se suma una fuerte dependencia a los seres humanos, de quienes dependía completamente para sobrevivir.

Después de pasar algún tiempo en Canadá, Keiko fue llevada a México, cuando el parque de atracciones Reino Aventura la adquirió. Por desgracia, las condiciones de cuidado tampoco mejoraron ya que la ballena era exhibida en un espacio muy reducido para su tamaño, y explotada al ser obligada a actuar en 5 shows al día realizando diferentes actividades impuestas por sus cuidadores.

Por supuesto, el proceso de domesticación de la orca se realizó a través de métodos cuestionables, que hoy bien podrían considerarse actos de tortura y crueldad animal, sin detallar la cantidad de dinero que el cautiverio de la ballena dejó a los involucrados en la administración de esta atracción, por lo que se añadiría la explotación en esta situación.

Warner Bros.

Por si fuera poco, la temperatura del agua era demasiado alta y aunque ahora están prohibidos los espectáculos con animales de manera legal, lamentablemente en aquel entonces eran algo habitual tanto en México como en diversas partes del mundo.

De Reino Aventura a la vida en Hollywood: la llegada de 'Liberen a Willy'

Para 1991, cuando la ballena tenía entre 15 y 16 años de edad, Warner Bros. mostró interés en ella, ya que estaban por rodar una película sobre un niño llamado Jesse, quien conocía a una orca en cautiverio y tras hacerse su amigo, decidía ponerla en libertad.

Aunque la película tuvo un gran éxito en taquilla -y Keiko por fin dejó atrás su vida infernal en Reino Aventura-, su cautiverio tampoco mejoró, sino que incluso fue puesta de nueva cuenta en un espacio no apto para ella, y obligada -en esta ocasión- a intensos rodajes en los que se revivía una y otra vez un falso montaje de su liberación.

Warner Bros.

Aunque a nivel económico la película acumuló 153 millones con su primera entrega -y que contrastaron fuertemente con su presupuesto modesto de 20 millones de dólares-, la atención puesta en la cinta también provino de colectivos y activistas por el derecho de los animales, quienes comenzaron a cuestionarse el estado de salud y condiciones de cuidado que vivía el protagonista principal de la historia.

La liberación de Keiko y regreso a Islandia

Esto dio lugar a la creación de la Fundación Liberen a Willy-Keiko, que buscó que la ballena por fin recibiera las condiciones de cuidado adecuado para su salud, y se preservara tanto su bienestar físico como mental y emocional.

Para 1996, un año antes del estreno de Liberen a Willy 3: El rescate, Keiko fue trasladado al Acuario de la Costa Oregon, donde pudo disfrutar de un ambiente con las condiciones óptimas para su cuidado. El lugar que se le asignó fue hecho a su medida, y resultó cuatro veces más grande que el de México por lo que rápidamente se vieron resultados favorables: las lesiones en su piel desaparecieron y también ganó peso, por lo que dos años después sus cuidadores decidieron liberarla.

Warner Bros.

Para dicha operación fue puesto en marcha un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos con un diseño especial para ella, y se le liberó cerca de Islas Westman, en la región de Islandia donde se le encontró por primera vez.

Al inicio se le mantuvo en una bahía cerrada para que se aclimatara a este nuevo tipo de vida, y se familiarizara con una fauna con la que tendría que convivir ahora que estaría en libertad. Tras asignarle un rastreador para vigilar sus movimientos, fue puesta en mar abierto y tiempo después se le vio nadando cerca de Noruega.

Warner Bros.

Una historia trágica en la que Keiko nunca recuperó su hábitat natural

Sin embargo, los años en cautiverio marcaron las suficientes secuelas para la ballena, quien no pudo acostumbrarse a su entorno natural y no se alejó del todo de los seres humanos. Cuando la rastrearon cerca de Noruega, a unos mil 500 kilómetros de donde había sido liberada, mostraba un comportamiento que parecía buscar la compañía humana.

Después Keiko murió en 2003 cuando tenía entre 26 y 27 años de edad. Pese a que una orca normal puede vivir hasta 80 años -en el caso de los machos- y hasta 100 en caso de las hembras, sus malas condiciones de vida, el cautiverio, el rapto y la constante exposición a un entorno y actividades fuera de su naturalidad, impidieron que fuera una ballena salvaje.

Wikimedia Commons

La causa de su muerte fue una neumonía, que en el caso de las orcas suele producirse por inhalación de bacterias, virus y hongos, así como por pasar un tiempo prolongado en un entorno y factores estresantes como el cautiverio. Este debilitó su sistema inmune además de afectar su instinto, demostrando que pese al gran éxito que el cine tuvo -y sigue teniendo- con las historias protagonizadas por animales, el uso de estos seres vivos en un medio de entretenimiento humano bien podría estar muy cerca de considerarse un acto de crueldad.

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