Netflix tiene esa gran habilidad de sorprenderte cuando menos lo esperas. Un día entras buscando algo ligero para ver antes de dormir y terminas sumergido en una historia tan intensa, como Monstruos: La historia de Ed Gein, o simplemente divertida, como Merlina o Las guerreras K-Pop. Pero de vez en cuando, te surge la oportunidad de ver una producción tan oscura y tan bien actuada que te deja mirando la pantalla en silencio después de que aparecen los créditos.
Precisamente, este es el caso de una película que reúne a Tom Holland, Robert Pattinson, Bill Skarsgård y Sebastian Stan en un duelo de actuaciones brutales. Aunque casi todos han participado en Marvel o DC Comics, esta cinta no tiene superhéroes, pero sí villanos reales. Pero lo más impactante es que no necesita efectos especiales para generar tensión, porque su mayor poder está en el retrato de la maldad humana.
Un elenco de lujo, pero sin capa ni telarañas
La cinta en cuestión es El diablo a todas horas, una joya del catálogo de Netflix que muchos califican como una de las mejores películas de la última década, aunque en su estreno pasó un poco desapercibida. Cuando se anunció la película, más de uno pensó que sería una reunión de universos cinematográficos: Spider-Man contra The Batman, pero nada estuvo más lejos de la realidad.
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En El diablo a todas horas, Holland dejó de lado el traje rojo y azul para interpretar a Arvin Russell, un joven marcado por la violencia, la pérdida y la religión. Y Robert Pattinson ofrecipo una de sus interpretaciones más inquietantes, dando vida a un predicador corrupto, arrogante y manipulador, nada que ver con el héroe melancólico de Ciudad Gótica.
El resto del reparto no se queda atrás: Bill Skarsgård, el aterrador payaso Pennywise de Eso, interpreta al padre de Arvin, un hombre que busca redención a través de la fe. Mientras que Sebastian Stan cambia sus días como Bucky Barnes por una placa de policía con secretos más turbios que cualquier villano del MCU.
Un viaje al corazón de la oscuridad
Dirigida por Antonio Campos, El diablo a todas horas es una adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Donald Ray Pollock, quien además es el narrador de la película. La historia se desarrolla en un pequeño pueblo de Ohio y nos lleva a través de varias décadas, desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años 60.
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Todo gira en torno a la idea de cómo la fe, la desesperación y la violencia pueden convivir en el mismo lugar. No hay héroes en esta historia, solo personas intentando sobrevivir en un mundo que parece abandonado por Dios.
La película mezcla varios hilos narrativos: un soldado traumatizado que intenta proteger a su hijo, un pastor con más pecados que sermones, una pareja de asesinos en serie y un joven (Holland) que intenta romper el ciclo de horror que lo rodea. Si planeas verla debes saber que no es una película ligera, ni para poner de fondo mientras cenas, pero sí una una experiencia inmersiva, intensa y en momentos, devastadora.