Desde su llegada a Netflix, Los juegos del hambre: En llamas ha vuelto a conquistar al público y a recordar por qué fue la entrega más exitosa de la saga protagonizada por Jennifer Lawrence. Con una recaudación superior a los 1.3 mil millones de dólares, esta segunda parte no solo rompió récords, sino que consolidó a la franquicia como una de las más importantes del cine contemporáneo juvenil. Dirigida por Francis Lawrence, la película combina espectáculo visual, tensión política y una profunda evolución emocional de sus personajes.
Basada en las novelas de Suzanne Collins, la saga inició con Los juegos del hambre en 2012, siguió con En llamas de 2013 y culminó con las dos partes de Sinsajo (lanzadas en 2014 y 2015). Más de una década después, su universo continúa expandiéndose con precuelas como Balada de pájaros cantores y serpientes y el próximo proyecto Sunrise on the Reaping, actualmente en desarrollo. Sin embargo, En llamas sigue siendo considerada por crítica y fans como la mejor película de la franquicia, una producción que elevó el tono y la madurez de la historia.
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La secuela de ‘Los juegos del hambre’ que superó todas las expectativas: ‘En llamas’ en Netflix
La trama retoma a Katniss Everdeen (Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) tras su victoria conjunta en los 74º Juegos del Hambre. Su regreso al Distrito 12 debería significar paz, pero pronto descubren que su acto de desafío encendió la chispa de una revolución. En su gira de la victoria, ambos son utilizados por el Capitolio como símbolos de obediencia, aunque en el fondo se han convertido en emblemas de resistencia.
En llamas también se distingue por su exploración del lujo decadente del Capitolio y el contraste con la miseria de los distritos. La película amplía la visión política de Panem, mostrando cómo el poder usa la propaganda para controlar a las masas y sofocar cualquier intento de libertad. La dirección de Francis Lawrence, responsable de Soy Leyenda y Camina o muere (actualmente en cartelera de México) abandona el estilo de cámara inestable de la primera parte y apuesta por una narrativa visual más limpia, con un ritmo que alterna entre la calma y la opresión.
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Francis Lawrence y su visión: cómo ‘En llamas’ redefinió la franquicia
Uno de los mayores logros técnicos de En llamas es el cambio de formato durante la secuencia del “Vasallaje de los Veinticinco”. Cuando Katniss asciende en el elevador hacia la arena, el formato se expande repentinamente al modo IMAX. Este recurso, además de impactante visualmente, refleja de manera simbólica la transición de la protagonista hacia un nuevo infierno. La escena, precedida por la brutal muerte de Cinna (Lenny Kravitz), encapsula el trauma y la desorientación de Katniss, intensificando la inmersión del espectador.
Con un reparto reforzado por figuras como Philip Seymour Hoffman, Sam Claflin y Jena Malone, En llamas amplió el universo de Panem con nuevas alianzas y traiciones y consolidó a Jennifer Lawrence como una de las grandes actrices de su generación. Hoy, al volver a verla en Netflix, el espectador redescubre un filme que combina emoción, crítica política y maestría visual, y que sigue ardiendo con la misma intensidad que hace más de una década.