Durante la década de los noventa, pocos actores lograron redefinir la comedia como Jim Carrey. Con su elasticidad facial, su energía inagotable y un sentido del humor que oscilaba entre lo absurdo y lo brillante, el canadiense se convirtió en un fenómeno global con películas como Ace Ventura, Dos tontos muy tontos y El Grinch, su presencia garantizaba un espectáculo de pura comedia visual, con ecos de los grandes maestros del slapstick como Jerry Lewis y Buster Keaton.
Pero reducir su carrera a la risa sería un error. A lo largo del tiempo, Jim Carrey demostró un rango dramático inusual para un comediante. Películas como El show de Truman y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos revelaron a un intérprete complejo, capaz de explorar la melancolía, la identidad y la soledad con una sensibilidad única. Esa combinación entre el humor desbordante y la vulnerabilidad interior hizo de él una figura irrepetible, admirada tanto por el público como por la crítica.
El regreso triunfal de Jim Carrey a la cima de Netflix
Dentro de su filmografía, La máscara ocupa un lugar especial. Estrenada en 1994, fue la película que confirmó su estatus como una de las mayores estrellas de Hollywood. Basada en el cómic de John Arcudi y Doug Mahnke, la historia transformó a Carrey en Stanley Ipkiss, un tímido empleado de banco que, al encontrar una misteriosa máscara, libera su alter ego: una criatura verde, caótica y encantadoramente desquiciada. La película mezclaba acción, romance y comedia con un despliegue de efectos visuales que, para su época, resultaron revolucionarios.
New Line Productions
El éxito fue inmediato. Con más de 350 millones de dólares recaudados en taquilla, La máscara se convirtió en uno de los mayores éxitos del año, compitiendo con gigantes como El rey león y Forrest Gump. En un verano cinematográfico dominado por títulos icónicos, Carrey logró brillar con un personaje que conjugaba carisma, locura y ternura. Fue también el papel que consolidó la imagen del actor como heredero de los grandes cómicos del siglo XX, capaz de controlar cada músculo del rostro y convertirlo en una herramienta narrativa.
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Por qué ‘La máscara’ sigue fascinando tres décadas después de su estreno
Hoy, tres décadas después, La máscara vuelve a conquistar al público mexicano gracias a su llegada a Netflix, donde se ha posicionado entre las producciones más vistas en nuestro país. Su vigencia no sorprende: el humor exagerado, los gags visuales y la fantasía desbordante dialogan con un tipo de entretenimiento que trasciende generaciones. Además, la película introdujo a Cameron Diaz, quien debutó con un papel que la catapultó al estrellato inmediato.
La máscara no solo consolidó la carrera de Jim Carrey, sino que también definió una estética dentro del cine de comedia fantástico de los noventa. Para el público joven, la película mantiene su encanto por la energía casi caricaturesca de Carrey, la atmósfera de cómic y los inolvidables momentos en los que la realidad se pliega al absurdo. La escena del perrito poniéndose la máscara o la secuencia de baile con “Cuban Pete” son prueba de un humor visual que sigue siendo efectivo, incluso en la era del streaming.