Desde su irrupción en los años noventa con películas como Antes del amanecer y Gattaca, hasta sus intensas interpretaciones en Día de entrenamiento y Boyhood, Ethan Hawke ha demostrado una habilidad única para explorar personajes complejos, atormentados y profundamente humanos. Sin embargo, entre sus múltiples facetas, hay una que pocos esperaban: la del horror puro, donde el actor ha encontrado una nueva forma de aterrar y fascinar al público.
Actualmente, Teléfono negro 2 se encuentra en la cartelera de Cinépolis y Cinemex, con Ethan Hawke retomando su papel del temible Grabber. La primera entrega, dirigida por Scott Derrickson y escrita por C. Robert Cargill a partir de un relato de Joe Hill, se convirtió en un éxito inesperado, recaudando más de 23 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos. Pero detrás del terror que provoca este villano enmascarado, se esconde una historia creativa y simbólica que da nuevas dimensiones a su siniestra figura.
El oscuro origen del accesorio que transforma a Ethan Hawke en un espeluznante villano
En El teléfono negro, Hawke interpretó al Grabber, un asesino serial que secuestra niños y los mantiene cautivos en el sótano de su casa. Allí, uno de sus prisioneros, Finney (Mason Thames), descubre que puede comunicarse a través de un teléfono desconectado con las víctimas anteriores del asesino. Sin embargo, lo más perturbador del personaje no es solo su violencia, sino la máscara que oculta su rostro: una pieza escalofriante con cuernos, dientes afilados y una expresión cambiante que parece reflejar los estados de ánimo del propio monstruo.
Blumhouse Productions
El guionista C. Robert Cargill ha explicado el origen de esta máscara y su profundo significado. En el cuento original de Joe Hill, el villano era un payaso, pero tras el éxito de It de Andy Muschietti en 2017, Hill decidió modificarlo para evitar comparaciones con la obra de su padre, Stephen King. Fue entonces cuando propuso inspirarse en los magos de los años treinta y cuarenta, quienes alternaban sus presentaciones disfrazados como ilusionistas y como demonios. Esa dualidad, entre espectáculo y maldad, se convirtió en la esencia del nuevo Grabber.
Blumhouse Productions
De mago a demonio: la historia del aterrador diseño de la máscara de ‘Teléfono negro 2’
La idea entusiasmó al director Scott Derrickson, quien imaginó la máscara como un elemento cambiante. Cada fragmento de ella (la parte superior, la inferior, las cejas o la boca) podía intercambiarse según el estado psicológico del personaje o el momento de su ritual. De esta manera, el asesino podía mostrar una sonrisa perturbadora, una mueca de furia o una expresión vacía y fría, revelando sin palabras su transformación interna. En palabras de Cargill, “cada máscara es un personaje distinto dentro del mismo monstruo”.
Este detalle no solo resolvía un desafío actoral (pues Hawke debía expresar emociones detrás de una máscara), sino que convirtió al Grabber en una figura icónica del terror moderno. Su diseño, con reminiscencias del teatro expresionista y la imaginería demoníaca de principios del siglo XX, se volvió el centro de la campaña promocional de El teléfono negro. Hoy, con la secuela ya en cines, la máscara vuelve a ocupar un lugar protagónico, prometiendo nuevas versiones y significados para los fanáticos que buscan entender su origen.