Bruce Willis, hoy con 70 años y enfrentando los desafíos de la demencia, dejó un legado imborrable como uno de los grandes íconos del cine de acción. Junto a Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, convirtió finales de los 80 y principios de los 90 en una era de explosiones, acrobacias imposibles y frases que quedaron en la memoria de los espectadores.
Nacido en Alemania por un padre militar estadounidense, el actor de 12 monos y El quinto elemento se mudó a Nueva Jersey, donde estudió actuación antes de trasladarse a Nueva York para trabajar como bartender mientras buscaba oportunidades en el cine. Incluso probó suerte como investigador privado, experiencias que más tarde influirían en algunos de sus roles cinematográficos.
Violencia, irreverencia y mensaje: el proyecto que Bruce Willis nunca lamentó
Su carrera despegó cuando superó a miles de aspirantes para protagonizar la serie Moonlighting en 1985, un papel que le valió un Globo de Oro y un Emmy tras cuatro años en la televisión. Sin embargo, fue en 1988 cuando alcanzó la fama mundial con Duro de matar, considerada no solo una de las mejores películas de acción de la historia, sino también un clásico navideño para millones.
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Tras el éxito de la primera entrega y su secuela, la tercera película de la saga,Jungla de Cristal: La venganza, destacó por sus espectaculares escenas de acción y la química cómica entre Willis y Samuel L. Jackson. Esta combinación consolidó a Willis como un actor versátil capaz de mezclar adrenalina y humor.
Ese mismo año, a pesar de trabajar en películas que no alcanzaron las expectativas de la crítica, como La hoguera de las vanidades y El gran halcón, Willis protagonizó El último boy scout junto a Damon Wayans. La película, una comedia de acción que se inspiraba en su experiencia como investigador privado, dobló su presupuesto en taquilla y se convirtió en un clásico de culto, aunque la crítica fue más dura.
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Así defendió Bruce Willis la película de acción que todos criticaron
Willis recordó su papel con cariño y defendió la crudeza de la película en una entrevista con Playboy en 1996: “Es un gusto específico, pero había una audiencia para ella. Había cosas interesantes en la película. Sé que algunas personas se ofendieron, no solo por la violencia, sino por la forma en que el niño hablaba con su padre. Tenía un vocabulario fuerte. Ofensiva, sí, pero tenía un mensaje”. La cinta contenía numerosas escenas violentas, como la memorable apertura con un jugador de la NFL que dispara a tres oponentes y luego a sí mismo.
El resto de la década de los 90 consolidó a Bruce Willis como uno de los actores más rentables de Hollywood. Sus trabajos en películas como Pulp Fiction, Armageddon y el impactante filme de M. Night Shyamalan, El sexto sentido, demostraron que su carrera trascendería géneros y décadas, dejando claro que su elección de proyectos, incluso los “ofensivos”, siempre buscaba un propósito narrativo.