Los hijos de grandes cineastas suelen cargar con un apellido que abre puertas, pero también exige demostrar talento propio. En las últimas décadas, nombres como Sofia Coppola, Jason Reitman o Brandon Cronenberg han logrado construir una voz autoral lejos de la sombra de sus padres (Francis Ford Coppola, Ivan Reitman y David Cronenberg, respectivamente), desarrollando estilos que dialogan con sus legados sin imitarlos.
Y si hay un apellido que pesa es el de Steven Spielberg, figura monumental de Hollywood cuya filmografía (incluyendo Tiburón, E.T. el extraterrestre y Jurassic Park) definió la imaginación popular durante medio siglo. Aventuras, ciencia ficción, drama histórico: su obra abarca géneros enteros y sigue marcando estándares visuales y narrativos. En ese contexto, el debut de su hija, Destry Allyn Spielberg, despierta tanto curiosidad como expectativas.
Así irrumpe en Hollywood la hija de Spielberg con una película oscura y devastadora
No alimentes a los niños, ópera prima que ya puedes ver en Cinépolis y Cinemex a partir de este jueves 27 de noviembre, apuesta por un universo distópico devastado por un virus caníbal que acabó con casi todos los adultos, mientras que los niños parecen ser inmunes. El punto de partida es narrado por Mary, interpretada por Zoe Colletti, una adolescente que intenta sobrevivir en un mundo donde los menores son recluidos en brutales campos de internamiento que evocan imágenes históricas traumáticas.
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La historia se centra en un grupo de huérfanos que logra escapar de estos centros y construye una precaria comunidad en un centro vecinal abandonado. La dinámica entre los jóvenes promete, desde el inicio, una exploración de resistencia adolescente en un entorno árido del suroeste estadounidense. Sin embargo, la trama da un brusco giro cuando, tras un intento fallido de robo de gasolina, los chicos se encuentran con una casa aparentemente providencial en medio del desierto, habitada por la misteriosa Clara, interpretada por Michelle Dockery.
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La premisa de ‘No alimentes a los niños’: huérfanos, virus y un mundo adulto al borde del colapso
Lo que al principio parece refugio pronto se convierte en pesadilla. Clara acoge al grupo con hospitalidad (incluyendo una bandeja de galletas que parece salida de un cuento), pero la calma es una trampa. Los adolescentes despiertan encerrados en el ático, mientras Mary es obligada a ocupar el lugar de la hija fallecida de Clara, atrapada en una dinámica psicológica que remite tanto a los cuentos góticos como al terror psicológico de Misery. Spielberg se adentra así en un terreno inquietante donde la distopía inicial se disuelve para dar paso a un relato más cercano al horror rural estadounidense.
No alimentes a los niños es un debut prometedor, irregular en su desarrollo narrativo pero poderoso en sus imágenes y atmósferas. Destry Allyn Spielberg no intenta imitar la sensibilidad de su padre, sino trazar un camino propio entre la distopía, el terror y el thriller psicológico, aun cuando la historia no alcanza toda su ambición. Con una mirada inquieta y un pulso visual ya reconocible, su primera película sugiere que el legado Spielberg puede continuar, no por repetición, sino por evolución.