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    'Hasta que la boda nos separe': Una pareja, dos bodas y mucha risa

    Adal Ramones y Roberto Palazuelos hacen de las suyas en esta cinta donde la fiesta se complica demasiado.

    Los preparativos para una boda siempre son engorrosos y detallados: que si falta acomodar a los invitados, elegir la comida, el lugar, etc., muchos contratiempos aparecen en los instantes menos precisos. Todo parece color de rosa hasta que alguien más se quiere entrometer en los planes de la pareja, así como les pasa a María (Diana Bovio) y a Daniel (Gustavo Egelhaaf) en Hasta que la boda nos separe.

    Después de encapricharse con la boda de sus sueños y tras la intervención de su padrastro, María decide hacer dos fiestas para celebrar su matrimonio con Daniel, pero no siempre las cosas salen como se planean. Tras ver que ambas pachangas se harán el mismo día tendrán que pasar por una pesadilla para sobrellevar ambos eventos, pero el que trabaja para dos amos con uno ha de quedar mal.

    La película representa la ópera prima de Santiago Limón, quien también fungió como guionista y adaptó el libreto de una cinta rusa llamada Gorko! (2013), misma temática pero adecuada a una típica fiesta mexicana, con mucho alcohol, música para bailar, el tío borracho, los primos molestos, el bromista y por supuesto, los colados.

    Adal Ramones y Roberto Palazuelos tienen papeles especiales en este largometraje. El primero la hace de un serio pero briago animador que termina por salirse de sus casillas ante tanto reventón mientras el segundo es un organizador de bodas exclusivas que todo el tiempo está sacando su lado Don Juan.

    Los estelares de esta producción son dos intérpretes mexicanos que están emergiendo: Diana Bovio, a quien vimos en La posesión de Altair (2016) y Cuando los hijos regresan (2017), y Gustavo Egelhaaf que ha participado en series como El Vato (2016-17) y El Chema (2016-17); ambos tienen una química fuerte, para alivio de los productores, ya que fueron necesarios ocho meses de casting para encontrar a los indicados.

    Hasta que la boda nos separe parece una cinta romántica más pero no lo es. Aquí el amor no es lo fundamental sino las risas, mismas que la cinta logra sacar con naturalidad y a través de situaciones involuntariamente chistosas. Un found footage para carcajearse y de paso estar en medio de un bodorrio.

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