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    'House of Cards': Que final tan flojo

    Con el estreno de la sexta temporada la serie ha terminado, pero sin dejarnos satisfechos.

    La primera serie original, exitosa y multipremiada de Netflix se llama House of Cards, el drama político que nos ha tenido en vilo por las artimañas que son capaces de hacer los involucrados con tal de conseguir más poder. Con la sexta temporada ha llegado el final de la producción, tristemente manchado por el escándalo de Kevin Spacey que obligó a los productores a matar a su personaje para evitar la participación del actor y acortar el número de episodios a ocho. Con todo esto ¿es un final digno o sólo cumplieron la tarea de cerrar el ciclo?

    Nos guste o no la presencia de Francis Underwood (Spacey) es imborrable, a final de cuentas él fue el protagonista durante más de 60 episodios. Prácticamente toda la trama del final gira en torno a su muerte, las causas, el legado que dejó, los problemas que acarreaba con su esposa y los tratos que tenía pactados, que ahora Claire no está dispuesta a cumplir. Su ahora figura omnipresente sigue siendo la responsable de mover los hilos, pero definitivamente hizo falta ver el a Kevin, sin él se sintió incompleto el desenlace.

    Aunque Robin Wright lo hace bien como Claire Underwood – como nos tiene acostumbrados – el que cargara con todo el peso de la trama no convence del todo, y pese a que conocemos las cosas que puede llegar a hacer, se percibe incompleta, muy solitaria, desentendida, desconectada y tirana por momentos. Obviamente esto influyó a que la atmósfera tuviera un toque nada sutil de feminismo, pero que en realidad no es trascendente, solo lo implementaron para no estar fuera de la moda.

    Los fantasmas del pasado continúan regresando como es costumbre, pero esta vez no se sienten amenazadores y eso incluye a los conflictos políticos. Olvidaron lo entretenido que resulta conocer cómo se desenvuelven los altos mandos políticos en situaciones normales o extraordinarias, para dar paso a una historia más personal, que no sorprende a pesar de los giros. Inclusive el final en sí mismo no es nada espectacular. Llegado el momento más álgido se hace una revelación que tiene sus puntos deficientes, pero, además, se dejan abiertos algunos cabos, lo que nos deja preguntándonos ciertas cosas cuando ya ha terminado la serie por completo.

    Es una lástima que House of Cards haya caído con el paso de las temporadas. Las primeras tres fueron realmente magníficas, pero después el espectáculo fue decayendo y el final ejemplifica el descenso, aunque tiene la excusa de haberse adaptado a las circunstancias.

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