Gaspar Noé, el director argentino criado en Nueva York y francés por decisión, es un aguerrido competidor del Festival de Cannes, nominado dos veces a la Palma de Oro, otras dos a la Queer Palm y ha ganado tres premios alternos, el más reciente el C.I.C.A.E. Award en 2018 por su película Climax que -afortunadamente- ya está disponible en Netflix.
Noé es el nuevo niño malo del cine francés y eso lo vuelve irresistible. Es un verdadero artista que en cada película busca romper con lo establecido. Por supuesto eso le ha traído controversia, haciendo de sus películas imperdibles. De hecho, a Gaspar no le encantó haber recibido tan buenas críticas por Climax, ya que considera que el arte en general y sus películas en particular, deben dividir opiniones e incomodar al espectador.
Lo único que quiere la gente que hace películas es recuperar su dinero. Y hay temas que la gente no quiere tocar.
Declaró el director en una entrevista con Fader en la que volvió a insistir en que la premisa de Climax está basada en un hecho que ocurrió en los 90, cuando un grupo de bailarines sin saberlo tomó sangría adulterada con LSD y las cosas terminaron en tragedia. Curiosamente nadie recuerda el hecho más que él, pero eso es lo de menos, lo de más es que a partir de esta simple idea construyó una película que es una delicia visual en unos momentos y una pesadilla en otros, y cuyo guion es de apenas cinco páginas.
Odio que la gente lea mis guiones antes de hacer la película, por eso me gusta hacerlos sin libreto. No necesitas la opinión de cien personas.
Noé maduró la idea para Clímax el día que asistió a un lugar donde se bailaba Krump y Vogue, y confiesa que nada lo cautiva más que un bailarín. Pero la danza en Climax es una mera antesala para los tabús que Gaspar realmente quería romper en la pantalla grande: el incesto, el aborto, el abuso de drogas, el maltrato infantil, el suicidio, la violencia y el sexo en todas sus formas. El director afirma que no sabe de que se espanta la gente si son parte de la vida…
La película trata sobre la pérdida de control y todo lo que pasa en 'Climax' es la consecuencia. Estos aspectos no son el centro de la película y el problema es que cuando el cine se atreve a tocarlos, siempre lo hace como el tema central.
El trauma y la represión son también temas recurrentes en la filmografía de Noé Gaspar, pero el director afirma que primero muerto antes de ir a terapia:
Prefiero poner mi lado bueno y mi lado malo en la pantalla y ver qué opina la audiencia al respecto. Es mucho más satisfactorio.