'Ju-On: Orígenes': Lo bueno y lo malo de la serie de terror de Netflix

The Grudge, La maldición o Ju-On, como prefieran llamarla, ha estrenado una miniserie en Netflix llamada: Ju-On: Orígenes, inspirada en este universo de horror japonés que conocemos desde el 2000. La película original fue una de las más taquilleras en aquel país, y a la par de Ringu y Dark Water iniciaron la famosa oleada de terror japonés replicada en Hollywood con sus versiones anglosajonas con tanto o poco éxito en comparación con las producciones originales y cuya calidad no es precisamente lo que pueden presumir muchas de ellas, especialmente hablando de La maldición, como la conocimos en Latinoamérica en 2004, protagonizada por Sarah Michelle Gellar, una de las reinas del grito del género por excelencia.

A principios de 2020 llegó a los cines otra adaptación estadounidense (la cuarta) titulada La maldición renace con Demián Bichir de protagonista. El resultado fue desafortunado y olvidable, por lo que quién diría que sería el formato de serie el que le daría nueva vida a esta franquicia. La producción de Ju-On: Orígenes fue completamente japonesa y justo en el vigésimo aniversario de la película original. Parece que la fórmula respira por otro camino y se plantean líneas narrativas de tiempo y espacio diferentes y que se unen por el terrible odio que nace en una casa y que no para con nadie, cobrando venganza en todo aquel que se cruce.

Ju-On: Orígenes no se deslinda de la franquicia original y mantiene elementos fantasmagóricos que caracterizan a todos los filmes, pero con una diferencia muy clara: la serie es sumamente violenta y no es para débiles de corazón. También es aterradora y brincas del asiento. Algunos saldrán perturbados después de los seis episodios, porque hay secuencias e imágenes muy crudas. Pero ¿qué tal la historia? Es trincada por momentos y confusa porque abarca muchos años y varias tramas que de cierta manera terminan conectadas, aunque es una serie bastante decente que supera con creces a varias entregas cinematográficas. Qué ironía que resulte la pantalla chica un mejor medio para narrar y contar un relato de horror como estos.

Dirigida en su totalidad por Sho Miyake y escrita por Hiroshi Takahashi y Takashige Ichise, Ju-On: Orígenes profundiza en una serie de sucesos terribles que envuelven una violación, muertes, terribles partos y traiciones alrededor de la conocida casa. Es un relato de fantasmas que no es narrado linealmente, ya que constantemente da saltos temporales que van desde 1952 hasta 1997.

Las historias en cada año tienen paralelismos: han presenciado un crimen o han estado cerca de la casa. Todo parte a raíz del abuso a una mujer y el asesinato de otra que está embarazada y que sufre en sus últimos momentos. La maternidad conecta de cierta manera muchas de las tramas y lo cierto es que la maldición afecta a los protagonistas de diferente manera y no siempre es la muerta con la que pagan; una de las reacciones es que cualquier persona relacionada se puede volver excesivamente violenta.

La rabia permanece en la casa en todo momento y la maldición se esparce, pero las libertades creativas son impensables, ya que esto de funcionar, podría dar para varias temporadas, encontrando finalmente su momento más sólido en cuanto a calidad de la franquicia. Al final, sí se sienten la confusión de los eventos sobrenaturales, pero ayuda que la serie es corta (cada episodio dura 25 minutos). Se le agradece el replantear la mitología y ejecutarla de manera efectiva. El final deja muchas incógnitas con el propósito de extender a más temporadas.