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    Ignacio López Tarso detestaba la utilería y otros secretos detrás de ‘Macario’

    Para otorgar verosimilitud a su personaje de leñador en la película ‘Macario’, el actor mexicano Ignacio López Tarso utilizó troncos de verdad para, al momento de cargarlos, representar el esfuerzo y dolor físico del personaje.

    Macario, ambientada en el México colonial del siglo XVIII, dirigida por Roberto Gavaldón y protagonizada por Ignacio López Tarso, se centra en un leñador y amoroso padre de familia, pero perpetuamente afligido por el hambre que padecen. Frustrado por la situación y por no poder velar por sus hijos, el hombre jura no volver a comer hasta que pueda comerse un guajolote entero sin tener que compartirlo. Cuando la esposa de Macario (Pina Pellicer) adquiere con éxito al animal para cumplir su capricho, se le acercan tres individuos, incluidos Dios, el Diablo y la Muerte, que intentan implorarle, tentarlo o invitarlo a reflexionar sobre las implicaciones de su comida soñada.

    A continuación te compartimos algunos secretos, curiosidades y anécdotas detrás de la realización de este clásico de la cinematografía nacional.

    Primera película en ser nominada al Oscar

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    Ambientada en el México colonial del siglo XVIII, Macario es uno de los primeros ejemplos de realismo mágico en el cine nacional. Además, en 1961, se convirtió en la primera película mexicana en ser nominada al Oscar como Mejor Película Internacional (antes Extranjera), categoría en la que triunfó El manantial de la doncella del sueco Ingmar Bergman.

    La película retoma elementos de los hermanos Grimm

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    Si bien es cierto que el cuento titulado El tercer invitado del escritor alemán Bruno Traven, publicado en 1950, fue la fuente primordial de inspiración para el guión escrito por Gavaldón y Emilio Carballido, estos últimos recuperaron elementos de La muerte madrina de los hermanos Grimm, ya que el argumento que plantea Traven sobre la aparición del personaje de la Muerte proviene de una fábula europea recuperada por los Grimm.

    La importancia del Día de Muertos

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    Después de huir de su país natal, Traven llegó a México en 1924. A pesar de desarrollar una fuerte vinculación con su nuevo hogar, Traven utiliza el Día de Muertos, una de las tradiciones y cosmovisiones más arraigadas y profundas del mexicano, sólo como contexto. Por lo tanto, Gavaldón y Carballido son quienes le otorgan una personalidad específica a la Muerte como protagonista, dejando atrás la suntuosidad en la vestimenta (que tiene en el cuento) por una apariencia humilde mucho más cercana a la de Macario.

    La inevitabilidad de la muerte filmada en las grutas de Cacahuamilpa

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    Además de contar con los Estudios Churubusco, la película se rodó en varias locaciones naturales, incluyendo Taxco (Guerrero) y las lagunas de Zempoala (Morelos). En una de las secuencias finales, Macario logra escapar del Diablo, pero cuando llega a las profundidades de una caverna se da cuenta que no puede huir de la Muerte, quien le da la bienvenida a su casa. Este escenario natural, las grutas de Cacahuamilpa (Guerrero), aparece espectacularmente decorado con cientos de velas encendidas que simbolizan las vidas humanas. Décadas más tarde,el director Lee Unkrich y su equipo de producción retomaron el imaginario de las pequeñas llamas encendidas en otro relato que recupera el Día de Muertos: Coco de Pixar.

    López Tarso y su desprecio a la utilería

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    En varias escenas vemos al protagonista dedicado a su oficio como leñador. Incluso, apenas en los primeros minutos, poco después de los créditos iniciales, el rostro sudoroso de Macario contempla la caída de un enorme árbol como producto de su arduo esfuerzo. Pero la jornada no termina ahí; de regreso a casa, carga en su espalda una enorme cantidad de troncos. López Tarso, que en ese entonces tenía 35 años, despreció el uso de la utilería en estas escenas, ya que ésta pesaba menos pero creaba una falsa apariencia, así que, en conjunto con el director, decidió cargar leña de verdad para sentir el peso de los troncos y capturar el dolor. Desde el cuello hasta los pies, pasando por la espalda, el estómago y las piernas, se tenía que ver el esfuerzo de cada parte del cuerpo.

    La comida previo a la filmación de la escena del guajolote

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    Gavaldón ya le había advertido a López Tarso que estuviera muy pendiente de la escena del guajolote. El director quería que comiera como un auténtico troglodita, que evidenciara el hambre y la desesperación que padece el personaje. Sin embargo, un día, en el que no estaba planeada la filmación de esta escena, el actor aceptó la invitación de parte del staff y del equipo de utilería para comer tortillas, barbacoa y guacamole, entre otros alimentos. Poco después, de manera inesperada, recibe el llamado del director que en ese momento consideró que existían las condiciones para rodar la escena del guajolote. El actor le pidió que pospusieran la escena, pero la respuesta del director fue un no rotundo. 

    Macario
    Macario
    Fecha de estreno 9 de junio de 1960 | 1h 31min
    Dirigida por Roberto Gavaldón
    Con Ignacio López Tarso, Consuelo Frank, Luis Aceves Castaneda
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