Crítica de SensaCine.com.mx para True History of the Kelly Gang: La historia del legendario forajido que vivió entre dolor y miseria

Los bandidos de Kelly, una producción que acentúa el valor poético-visual del siglo XIX en cada una de sus panorámicas escenas naturalistas mientras presenta la historia del famoso forajido Ned Kelly entre el dolor y miseria de una familia olvidada. Es así como nace la fortaleza de la cinta dirigida por Justin Kurzel (Assassin's Creed) basada en la premiada novela homónima de Peter Carey; porque a veces las leyendas surgen de los sitios más recónditos del mundo.

La historia muestra la dura vida a la que tuvo que sobreponerse Ned Kelly desde su infancia en Australia durante 1867 en tiempos gobernados por el Imperio británico, la pobreza y la constante persecución de la policía forjaron una fría capa alrededor de su corazón. Una vez que se convirtió en adulto creó su propio camino y encontró en el crimen un lucrativo modo de sustento. Los actos del malhechor siguen recordados hasta nuestros días, generando toda clase de opiniones al respecto: alguien lo consideran un héroe del pueblo, por otra parte hay quienes lo tachan únicamente de asesino.

Porchlight Films

Una de las principales cualidades del filme es su inmediata capacidad de absorber los sentidos debido a la propositiva visión del director de fotografía, Ari Wegner, quien logra construir una compleja y dramática narrativa utilizando poca luminosidad para volver aún más salvaje la desolada tierra de aquella época, tal como lo hizo en Stray o Lady Macbeth. Incluso es capaz de convertir la lente en nuestra propia percepción al no tener miedo de crear imágenes intimistas para acompañar a los enfurecidos personajes que debieron fortalecer su alma para hacerle frente al mundo que los rodea.

Por supuesto el llamativo reparto que conforma esta producción podría generar por sí mismo enorme interés, nombres como Charlie Hunnam, Russell Crowe, Nicholas Hoult y Thomasin McKenzie, crearon una dinámica teatral digna de apreciación. A pesar de sus variadas edades, cada uno de ellos mostraron su experiencia al invocar complejas emociones y de la mano de Kurzel y Wegner, crear atmósferas tensas en las que todo podría suceder.

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Y aún así es de vital importancia hacer especial mención al gran protagonista de la cinta: George MacKay, el joven británico que vemos en pantalla grande con mayor frecuencia gracias a sus sólidas interpretaciones y cualidades multifacéticas. Tomar un papel como el de Ned Kelly es un verdadero reto por donde quiera que mires. Y es gracias a sus expresivos ojos y el dominio corporal que tanto lo han definido que MacKay logra cargar con el peso entero de la cinta sobre sus hombros y en ningún momento se le nota agotado con la carga dramática, por mucho uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, teniendo en mente que venía del éxito mundial dirigido por Sam Mendes: 1917.

A pesar de la sólida base actoral y visual sobre la que construyeron esta nueva adaptación de Kelly, es precisamente el libreto firmado por Shaun Grant (quien volvió a trabajar con Justin Kurzel desde Snowtown de 2011) el eslabón más débil de la compleja maquinaria fílmica al buscar presentar hasta el mínimo detalle en la vida del forajido de sangre irlandesa que termina por complicar de más la historia, restando velocidad a la narrativa que tanto cautivó en un principio.

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La época jamás será impedimento para contar una atractiva historia, sin embargo, el timing dramático de la película se expande a tal grado de volver lenta y abrumadora la experiencia durante la última parte del metraje. Si no fuera justamente por la solidez actoral de George MacKay, esta producción podría perder toda su fuerza en el clímax de la misma. Esto nos recuerda que en algunas ocasiones, menos es más y el camino directo siempre será más contundente cuando no buscas generar un relato épico cuando no era necesario.

Los bandidos de Kelly es una producción que debe ser vista por su excelsa propuesta visual que recrea poéticamente los paisajes australianos del siglo XIX mediante escenas naturalistas que presentan la historia del famoso forajido Ned Kelly entre el dolor y miseria de una familia olvidada. Además la entrega actoral de George MacKay lo sigue manteniendo como uno de los intérpretes británicos con mayor rango dramático en la actualidad. Y tal como lo dijo el propio malhechor poco antes de perder la vida al ser sentenciado a la horca después de los numerosos crímenes que tenían un trasfondo de libertad y pelea por sus raíces después de la apropiación de identidad por parte de los británicos en aquellos tiempos: “Así es la vida”.