En el drama biográfico El olvido que seremos, dirigida por Fernando Trueba (Sé infiel y no mires con quién), el médico colombiano Héctor Abad creció convencido de la necesidad de un compromiso social de la medicina en un país devastado por la pobreza como el suyo. Aunque sabía que su cruzada no sería fácil y podría ser peligrosa, Abad empezó a batallar por la paz, la tolerancia y la justicia, ganándose enemigos que constantemente lo amenazaron de muerte. Fundador de la Escuela Nacional de Salud Pública, de su alma mater, la Universidad de Antioquía, el médico fue uno de los contribuyentes a la salud más notables y ejemplares de su país, mismos que mejoraron el nivel de vida de sus conciudadanos. Pero sus frustraciones, aunque siempre eran mayores, enfrentado a un sistema corrupto y enfocado en los privilegiados, eran apaciguadas, con la música de Bach y Beethoven, en su amor por la vida y el arte y, principalmente, el amor a sus hijos, a quienes esperaba dejarles un mundo mejor.
Donde la droga reinaba y Medellín sangraba al por mayor
por Iván Romero