En la vasta historia del cine, existen obras que trascienden el tiempo no solo por su narrativa, sino por la inmersión prolongada que ofrecen al espectador. Desde Ben-Hur de William Wyler hasta Apocalipsis ahora de Francis Ford Coppola, pasando por Lo que el viento se llevó de Victor Fleming, las grandes épicas son aquellas películas que desafían la noción convencional de duración para sumergirnos en mundos complejos y ricos en detalles.
Obras maestras como Lawrence de Arabia han sentado un estándar de inmersión cinematográfica que, aún décadas después, sigue asombrando y cautivando a las audiencias. La epopeya de tres horas y cuarenta minutos, dirigida en 1962 por David Lean, ganó siete premios Oscar y actualmente ocupa el puesto número 7 en la lista de las 100 mejores películas del American Film Institute. También es, curiosamente, la base de la mayoría de nuestras historias favoritas de ciencia ficción y fantasía.
Cuando los desiertos todavía no llegaban a galaxias tan lejanas
Aunque Lawrence de Arabia no tiene lugar después del apocalipsis ni en una galaxia muy, muy lejana, la película está repleta de imágenes y detalles de la trama que se abrieron paso en la imaginación de personas como George Lucas para confeccionar el vasto universo de Star Wars donde Episodio IV: Una nueva esperanza fue el primer paso. ¿Por qué? Porque aunque es una película biográfica, Lawrence de Arabia es una realización perfecta del monomito de Joseph Campbell, quien, por supuesto, es la principal influencia del siglo XX en la mitología y el “viaje del héroe”, y se le atribuye haber desglosado todos los principales mitos humanos en una sola historia.
Horizon Pictures
Durante la Primera Guerra Mundial, al oficial británico Thomas Edward Lawrence (Peter O'Toole) se le confía la tarea de liberar la Península Arábiga del ejército turco. Para ello, confraterniza con los árabes e incluso adopta el estilo de vida beduino. Esto le permite ganar la confianza del príncipe Faisal (Alec Guinness). Después de algunos movimientos exitosos en el frente y mucha diplomacia sofisticada, Edward Lawrence también se gana la simpatía de otras tribus. Sin embargo, su amistad cada vez más estrecha con el pueblo árabe se pone a prueba cuando descubre lo que dicen los planes a largo plazo de sus compatriotas.
Inspirándose en la vida y las acciones del verdadero Thomas Edward Lawrence, los guionistas Robert Bolt y Michael Wilson convierten una compleja historia de guerra en una historia cautivadora. Lawrence de Arabia trata sobre la amistad, la ampliación de horizontes culturales, el crecimiento moral y la derrota colectiva frente a los grandes peligros. El hecho de que esto sea tan emocionante se debe, por supuesto, también al componente audiovisual de la película. La música escrita por Maurice Jarre es inolvidable, el vestuario es magnífico y la escenografía es tan impresionante como las fastuosas tomas de paisajes que saben cómo despertar la pasión por los viajes y evocar asombro.
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No es que Lawrence de Arabia fuera la primera película exitosa y popular ambientada en un desierto. Pero lo que Lean y su director de fotografía Freddie A. Young obtuvieron de sus locaciones polvorientas y calurosas es simplemente de una clase especial. Por lo tanto, estas imágenes marcaron el rumbo del cine de aventuras y también la ficción ambientada en galaxias lejanas, incluyendo algunas secuencias impactantes de Rogue One y El ascenso de Skywalker, inspiradas directamente en este clásico de la cinematografía mundial.
