Tim Burton, uno de los directores estadounidenses más célebres de la década de 1990 y posteriores, ha mantenido a lo largo de su carrera un cierto tipo de conciencia de marca que pocos de su generación han logrado. Desde Beetlejuice hasta Ojos grandes, pasando por El gran pez, sus películas poseen un sello distintivo y han moldeado la forma en que consumimos ciertos géneros y pastiches en la posmodernidad. Y, con su reciente gran éxito (la serie de Netflix, Merlina, protagonizada por Jenna Ortega), puede parecer que estamos ante un nuevo renacimiento del contenido de Burton.
Burton es famoso por haber impulsado la franquicia cinematográfica de Batman, elevándola más allá de sus orígenes slapstick y albergando un estilo increíblemente único (inspirado en una estética procedente del expresionismo alemán) que se convirtió instantáneamente en icónico. A lo largo de sus largometrajes, ha creado un entorno visual y caracterización reconocible al instante. Sin embargo, su trayectoria en el set no siempre ha sido sencilla, y su experiencia en una renombrada saga de ciencia ficción revela desafíos detrás de la magia cinematográfica.
Este es el rodaje que no dejó satisfecho a Tim Burtos, ¿las razones?
Una franquicia que ha durado tanto tiempo significa que hay muchos aspectos interesantes detrás de escena a lo largo de las décadas. Desde el clásico original de 1968 (protagonizado por Charlton Heston) hasta la más reciente trilogía de reinicio (que incluye las magníficas Revolución y Confrontación), la franquicia de El planeta de los simios posee una enorme y vasta cantidad de aspectos interesantes y Burton protagonizó una de estas intrigantes anécdotas.
Twentieth Century Fox
Aunque su versión de El planeta de los simios, estrenada en 2001, ha caído en el olvido, en su momento fue un fenómeno comercial para Fox recaudando 362,2 millones de dólares a nivel mundial. A pesar del éxito financiero, Burton declinó la oportunidad de dirigir una secuela, expresando su descontento al afirmar que preferiría "saltar por una ventana". Las críticas negativas indicaron que no había alcanzado las expectativas, pero su mayor decepción probablemente surgió durante la producción.
A pesar del espléndido trabajo del equipo de maquillaje y vestuario para diseñar la apariencia de los simios, su espesor provocó numerosos inconvenientes en el set. Las gruesas prótesis limitaban la comunicación de los actores, dificultando su habla y audición. Bajo las máscaras, experimentaron picazón, sudoración intensa y condiciones de calor insoportables. Este desafío afectó la calidad de vida en el rodaje y destacó las dificultades prácticas de llevar estas elaboradas transformaciones en pantalla.
Twentieth Century Fox
La experiencia de llevar las máscaras fue descrita por Lisa Marie Presley como "estar bajo el agua", mientras que Burton la comparó de manera más cruda como "estar enterrado vivo". No solo resultó frustrante para los actores, quienes enfrentaron ceceo constante debido a los dientes postizos, sino que también generó la necesidad de regrabar numerosos diálogos, complicando la postproducción. Esta dura vivencia llevó a Burton a rechazar la idea de continuar con la saga, una decisión que, paradójicamente, contribuyó al surgimiento de una de las trilogías más destacadas de la ciencia ficción en años recientes con el reboot.
