Dirigida por el ganador del Premio de la Academia, Juan José Campanella (el cineasta argentino detrás de El secreto de sus ojos y Metegol), la floreciente franquicia de Paramount+, Los enviados, regresa para su segunda temporada a partir de este 7 de diciembre. Miguel Ángel Silvestre (30 monedas) y Luis Gerardo Méndez (Club de cuervos) retoman sus papeles como corroboradores de milagros enviados por el Vaticano, junto a Assira Abbate.
Entre fe y misterio: Los protagonistas de 'Los enviados' regresan para la segunda temporada
Descrita como un apasionante thriller, la nueva temporada está producida nuevamente por VIS, el estudio internacional de Paramount, en colaboración con 100 Bares, el sello de producción de Campanella en Buenos Aires y, esta vez, Portocabo, con sede en Galicia, se integra al proyecto. Productor de los éxitos de Movistar Plus+, Hierro y Rapa, Portocabo también ha estado detrás de coproducciones televisivas premium pioneras en Portugal.
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Uno de los elementos más atractivos de la primera temporada de Los enviados es colocar a sus dos protagonistas como un par de sacerdotes enviados, por la alta jerarquía eclesiástica, al pequeño pueblo mexicano de San Acacio, para investigar las recuperaciones aparentemente milagrosas de la gente del pueblo, incluso de algunos que habían cruzado el primer umbral de la muerte. La fe de los dos sacerdotes en un Dios benevolente se pone a prueba hasta el límite, al grado de descubrir una red más amplia de extrañas y siniestras circunstancias.
A menudo, estos dos sacerdotes analizan la ruptura paranormal entre la ciencia y la fe. Una de las primeras formas en que la serie cambia esas expectativas es posicionando a Pedro, un sacerdote con formación médica, como el más tradicionalmente piadoso del dúo. Los métodos de este personaje (interpretado por el también actor de Bayoneta y Belascoarán) se acercan más a las enseñanzas oficiales de la Iglesia y su concepción de lo que constituye a un investigador está más basada en reglas y es más rígida.
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Por el contrario, Simón es el más rebelde de los dos. Con una formación más arraigada en el derecho, suele ser él quien busca una escapatoria. El actor español (a quien hemos visto en Sky Rojo y En el corredor de la muerte) dota de agresividad a su personaje, contrastado con los instintos más amables y observadores de Pedro. El enfoque éticamente flexible de Simon para obtener respuestas es suficiente para hacer que Pedro se sienta escéptico, pero sus argumentos sobre la forma correcta de ser guiados por la fe siguen manteniéndolo firme en sus convicciones.
La primera temporada, a lo largo de sus 8 episodios, es un ejemplo clásico de hombres de fe que tienen que poner sus creencias en práctica. Pedro y Simón no se limitan a reunir pruebas para un informe, y la decisión ocasional de separarlos en lugar de que formen una pareja funciona de manera excepcional. Hacia la mitad de la temporada, Pedro le pregunta a Simón: “Pero tenemos a Dios, ¿no?” Y el elocuente guión sabe que no debe responder esa pregunta directamente.
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El emocionante capítulo final de la primera temporada, titulado "Líbranos del mal", plantea la posibilidad de que los personajes principales lleguen a sus propias conclusiones sobre la fe y los actos milagrosos. Sin embargo, estas respuestas no se revelan por completo, sino que se mantienen hábilmente ambiguas, anticipando un continuo descubrimiento en la nueva temporada.
La temporada 2 de Los enviados se desarrolla en un convento gallego, donde tres monjas ciegas presencian un supuesto milagro, desatando una intensa lucha entre la mentira y la fe. Pedro y Simón se sumergen en la investigación, pero la tragedia golpea con una repentina muerte. A medida que el dúo se sumerge en la trama, descubre una red de misterios tentadores en una ciudad dividida en sus opiniones sobre ellos, y la mayoría parece desear su fracaso. La trama promete desentrañar secretos intrigantes mientras los protagonistas enfrentan desafíos y resistencia en su búsqueda de la verdad.
