Hay películas que cuando terminan, nos dejan boquiabiertos. Pero no por una escena de acción espectacular o un final feliz inesperado, sino por provocar una cara de "¿qué demonios acabo de ver?". Son esas historias que terminan y, en vez de darnos respuestas, nos lanzan más preguntas como: ¿qué fue real? ¿estaba todo en su cabeza? ¿nos mintieron todo el tiempo? Clásicos como Mulholland Drive, El origen, El resplandor o La isla siniestra no sólo se volvieron referencia obligada en el cine, también nos dieron dolores de cabeza con sus desenlaces.
Pero si hay un final que se ha ganado su lugar entre los más crípticos, debatidos y alucinantes del séptimo arte, ese es el de una cinta que con los años se convirtió en obra de culto. Una película que mezcla crítica social, horror psicológico, sátira mucha, mucha sangre. No estamos hablando de un slasher cualquiera, sino de uno que lanzó a Christian Bale a la fama como una de las estrellas definitivas de Hollywood.

Se trata de Psicópata Americano, esa inquietante obra dirigida por Mary Harron y protagonizada magistralmente por Bale, en uno de los papeles más escalofriantes de su carrera. Este es un filme que parece la típica historia de un hombre acomodado desquiciado, pero que se transforma en una inquietante exploración sobre la identidad, la locura y la superficialidad, todo en un ambiente repleto de exceso y homicidios.

Para los que aún no la han visto, Psicópata Americano cuenta la historia de Patrick Bateman, un exitoso ejecutivo de Wall Street con una rutina perfecta, trajes impecables y un gusto muy peculiar por Phil Collins, Huey Lewis y por asesinar personas. La película nos lleva de la mano por su mundo de violencia elegante, fiestas con cocaína, crisis de ego y alucinaciones cada vez más perturbadoras.
Pero es en su acto final donde todo explota en una gran nube de confusión y genialidad. Después de una ola de asesinatos (o supuestos asesinatos), Bateman parece tocar fondo: se confiesa con su abogado por teléfono, admite haber matado a decenas de personas, desde vagabundos hasta colegas. Él se muestra desesperado, llorando, suplicando ser castigado, pero entonces, es confrontado por el abogado lo confronta y le dice que no, que eso no es posible. Incluso, le menciona que una de sus víctimas más importantes está viva y lo vio en Londres hace poco.

¿Entonces nunca mató a nadie? ¿Todo fue fantasía? ¡Bateman sólo era un tipo con problemas mentales o estamos ante una sociedad tan deshumanizada que nadie nota, ni le importa que hay un asesino entre ellos? Ahí está la magia del final porque no te lo explican. No hay voz en off ni corte final revelador. El mensaje no está en si mató o no, sino en que nada de lo que haga, ni siquiera los actos más extremos, tiene un impacto en el mundo que lo rodea.
