Pocas veces una red social tiene un impacto tan directo en el cine como ocurrió con Encerrado, el nuevo thriller protagonizado por Anthony Hopkins y Bill Skarsgård. Esta inquietante historia de encierro y manipulación psicológica no solo es un remake de la cinta argentina 4x4, sino también el resultado de una fuente creativa inusual: el Instagram de Hopkins.
Dirigida por David Yarovesky (responsable de Brightburn), Encerrado, que llega a las salas de Cinépolis y Cinemex este jueves 8 de mayo, sigue a Eddie Barish, interpretado por Skarsgård, un padre frustrado y en decadencia que se ve atrapado dentro de una SUV de lujo tras intentar robarla. Lo que parece un robo oportunista se convierte en una tortura controlada por el dueño del vehículo, un personaje excéntrico y perturbador interpretado por Hopkins. Lo que muchos no esperaban es que esta figura se construyó a partir del perfil personal del actor en redes sociales.
Cómo los bailes de Anthony Hopkins inspiraron su papel más excéntrico
Yarovesky, conocido por su estilo visual enérgico y su gusto por los remakes, confesó en entrevista con ScreenRant que desde el inicio supo que quería darle un giro especial al personaje de Hopkins. Tras largas conversaciones y correos electrónicos íntimos con el actor de Nixon y Los dos papas, descubrió una faceta alegre y excéntrica que contrastaba con su reputación como intérprete shakesperiano. Esa dualidad fue precisamente la chispa que necesitaba para construir al peculiar antagonista de Encerrado.
El director quedó sorprendido al descubrir en Instagram a un Hopkins muy diferente al que imaginaba: bailando despreocupado en su sala, compartiendo videos graciosos y mensajes de alegría. “Quería llevar esa locura divertida a la película”, afirmó Yarovesky. Lejos de ser una presencia sombría como Hannibal Lecter, el personaje que interpreta aquí es un sociópata jubilado del sistema, que actúa al margen de toda moral y por simple diversión.
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Aunque Hopkins, ganador del Oscar por El silencio de los inocentes y El padre, encarna a un manipulador frío, su comportamiento tiene un matiz juguetón que desconcierta al espectador. Yarovesky lo explica como una necesidad del personaje de hacer lo que quiera sin dar cuentas a nadie. Esa libertad, mezclada con la alegría inesperada que mostró el actor en redes, llevó a que el villano de Encerrado fuera tan inestable como fascinante.
Por su parte, Skarsgård, a quien hemos disfrutado recientemente en El cuervo y Nosferatu, ofrece una actuación intensa como Eddie, un hombre desesperado cuya vulnerabilidad se contrapone con el sadismo despreocupado del dueño del SUV. Su lucha no es solo física, sino emocional, y su encierro en el auto se transforma en un campo de batalla ético y psicológico. Según el director, el papel fue escrito pensando en Skarsgård y sus habilidades para moverse entre el sufrimiento y la empatía.
