Stephen King no solo es el autor más prolífico del terror contemporáneo, sino también uno de los más adaptados al cine y la televisión. Su maestría para explorar los miedos más íntimos del ser humano lo ha llevado a convertirse en un pilar de la cultura pop. Obras como El resplandor, Carrie y Misery no solo redefinieron el género, sino que dieron origen a películas memorables dirigidas por cineastas como Brian De Palma, Rob Reiner o Stanley Kubrick.
En el terreno televisivo, King también ha dejado huella con miniseries y adaptaciones que han alcanzado estatus de culto. Ejemplos como The Stand, La historia de Lisey o Castle Rock ofrecieron versiones inquietantes de sus novelas, atrapando a millones de espectadores con tramas donde el mal se presenta en formas tan sobrenaturales como cotidianas. Entre ellas, hay una que marcó a toda una generación de niños en los años 90 y acaba de llegar a HBO Max.
El Pennywise original que traumatizó a toda una generación llega a HBO Max
Estrenada originalmente en 1990 como una miniserie de dos partes para la cadena ABC, It fue tan impactante que hoy se considera un largometraje de culto. Con una duración total de 188 minutos, esta adaptación ambientada en Derry, Maine, relata la lucha de un grupo de amigos contra una entidad maligna que emerge cada 27 años para alimentarse del miedo infantil. Bajo la apariencia de un payaso llamado Pennywise, el mal adopta también las formas de las peores pesadillas de los protagonistas.
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La interpretación de Tim Curry como Pennywise es, hasta hoy, una de las más inquietantes de la historia del terror televisivo. A diferencia de la versión moderna de Bill Skarsgård, que se apoya fuertemente en efectos digitales, la de Curry es una creación más terrenal, más cercana, y por lo tanto, más perturbadora. Su risa estridente, su voz burlona y su presencia física generaron una oleada de coulrofobia que persiste entre los espectadores que lo vieron en su infancia.
Uno de los puntos fuertes de esta versión es su uso de efectos prácticos, más limitados pero genuinos, lo que dota a las escenas de una autenticidad inquietante. Secuencias como la de los pasteles de la fortuna con sorpresas grotescas en el restaurante chino siguen causando escalofríos, en parte porque los actores no sabían lo que iban a encontrar, y sus reacciones son completamente reales. Ese tipo de detalles hacen que la experiencia se sienta más visceral.
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A nivel narrativo, la miniserie alterna entre la infancia de los protagonistas en los años 60 y su regreso como adultos a Derry, en los años 90, una estructura que permite explorar no solo el terror, sino también los traumas no resueltos, la amistad y el peso del pasado. Si bien el desenlace, con su cuestionable criatura arácnida, ha sido criticado, el corazón emocional de la historia permanece intacto.