Desde que Bram Stoker publicó Drácula en 1897, el cine no ha dejado de reinterpretar su figura con distintas sensibilidades y atmósferas. La primera gran adaptación fue Nosferatu de F.W. Murnau, una pieza maestra del expresionismo alemán que transformó al conde en una figura cadavérica y espectral. Décadas más tarde, Werner Herzog rescató esa estética para su versión de 1979 con Klaus Kinski, igualmente inquietante y melancólica.
A lo largo del siglo XX también destacaron el clásico de Tod Browning, con la mítica interpretación de Bela Lugosi, y la colorida versión de Francis Ford Coppola en 1992, protagonizada por Gary Oldman y Winona Ryder, que abrazó el romanticismo gótico del mito. En tiempos recientes, la figura del vampiro ha vuelto a ocupar un lugar protagónico con propuestas como el Nosferatu de Robert Eggers, y ya se anticipa otra reinvención en Dracula: A Love Tale de Luc Besson, que promete un giro más lírico e intimista del personaje.
Oscura, salvaje y sin redención: así es esta versión de Drácula que puedes ver en Prime Video
Sin embargo, entre tantas versiones celebradas o esperadas, una adaptación de tono radical, brutal y visualmente poderosa ha pasado injustamente desapercibida. Se trata de Drácula: Mar de sangre (cuyo título original le rinde más justicia: The Last Voyage of the Demeter) dirigida por André Øvredal y disponible en Prime Video. Inspirada en el capítulo del diario de a bordo que aparece en la novela original de Stoker, esta película se centra en la travesía del Demeter, el barco que transporta al vampiro desde los Cárpatos hasta Inglaterra.
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La historia, al igual que The Thing de John Carpenter, apuesta por un encierro progresivo y desesperado, donde la amenaza va diezmando uno a uno a los tripulantes. La figura de Drácula aquí es más bestial y monstruosa que nunca: un ser alado, repulsivo y sanguinario, alejado de cualquier tentación romántica. No hay lugar para la seducción: solo terror, supervivencia y condena. En contraste con otras adaptaciones que enfatizan el erotismo o la ambigüedad moral del conde, esta versión opta por una visión descarnada del mal.
El elenco, encabezado por Corey Hawkins, David Dastmalchian, Aisling Franciosi y Liam Cunningham, ofrece interpretaciones sólidas que dotan de humanidad a los marineros condenados. Hawkins brilla como el doctor Clemens, un personaje que equilibra razón científica y sensibilidad, además de padecer la discriminación en una sociedad profundamente racista. Su interacción con Wojchek, interpretado por un taciturno y entrañable Dastmalchian, establece un contrapunto entre modernidad y tradición, ciencia y superstición, otro de los grandes temas del universo de Drácula.
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Más allá de su pulso narrativo y sus eficaces momentos de tensión, la película destaca por su impresionante diseño de producción. Los escenarios reales del barco otorgan una textura tangible a la experiencia, como si uno pudiera tocar la madera del Demeter. La música, compuesta por Bear McCreary, acompaña con precisión quirúrgica los momentos de suspenso y angustia. El director Øvredal, conocido por Historias de miedo para contar en la oscuridad y La autopsia de Jane Doe, consigue aquí su trabajo más ambicioso y atmosférico hasta la fecha.
Pese a haber recibido críticas tibias en su estreno, The Last Voyage of the Demeter ha sido defendida con entusiasmo por figuras como Stephen King y Guillermo del Toro. El autor de Salem’s Lot la describió como “una sangrienta maravilla que recuerda a lo mejor del cine de terror de Hammer”, mientras que el director de El laberinto del fauno la calificó como “una experiencia visual salvaje y hermosa”. Así que si te atrapó la estética fúnebre de Nosferatu o te estremeciste con la propuesta de Eggers, no puedes perderte esta joya.