Con el estreno de Los 4 Fantásticos: Primeros pasos, el universo cinematográfico de Marvel presenta una versión de Galactus que pretende hacer justicia al personaje de los cómics. A diferencia de su aparición en Fantastic Four: Rise of the Silver Surfer, donde fue representado como una nube sin rostro, este Galactus (interpretado por Ralph Ineson) tiene forma, presencia y un trasfondo mucho más rico y trágico. En esta ocasión, el temido devorador de planetas no aparece como un villano típico, sino como una entidad cósmica impulsada por una maldición ancestral que lo obliga a consumir mundos enteros para sobrevivir.
Galactus, personaje de los cómics creado por Stan Lee y Jack Kirby, alguna vez fue un ser mortal llamado Galan, habitante del planeta Taa, que existió antes del Big Bang en lo que se conoce como el Sexto Cosmos. Cuando ese universo llegó a su fin, Galan se fusionó con la conciencia cósmica de su realidad y renació en el Séptimo Cosmos como Galactus. Esta transformación no fue voluntaria, sino el resultado de un ciclo cósmico inevitable. Su hambre insaciable no es un acto de maldad, sino la consecuencia de su nueva naturaleza.
La película, que ya se encuentra en Cinépolis y Cinemex, conecta a Galactus con Franklin Richards, el hijo de Reed (Pedro Pascal) y Sue Storm (Vanessa Kirby). El antagonista detecta en el pequeño la “energía cósmica”, un poder que podría rivalizar con el suyo propio. En ese sentido, lo ve como algo más que un enemigo: lo percibe como una posible salvación, una especie de “elegido” que podría liberarlo de su eterna condena.
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El lado oculto de Galactus: su conexión con Cronos y el Apocalipsis
Sin embargo, más allá del filme, el personaje de Galactus tiene raíces mucho más antiguas, que se hunden en la mitología clásica y en las religiones monoteístas. Jack Kirby, cocreador del personaje, reconocía la influencia de diversas fuentes simbólicas para moldear a esta entidad cósmica. Galactus tiene sutiles similitudes con el dios del Antiguo Testamento, Yahvé: es un ser supremo, incomprensible y temido, cuya llegada suele implicar destrucción, pero que también representa un orden divino superior. No actúa por capricho, sino como instrumento de una voluntad cósmica.
También se pueden trazar paralelos con la figura de Cronos, el titán griego que devoraba a sus propios hijos para evitar ser destronado. Al igual que Cronos, Galactus representa una fuerza primordial, anterior al mundo conocido. Su existencia desafía las leyes naturales, y su acto de devorar mundos puede interpretarse como un ciclo de renovación o de equilibrio cósmico, más que como una simple destrucción. Esta cualidad lo ubica como una deidad arquetípica, temida y reverenciada a partes iguales.
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La llegada de Galactus a los planetas está cargada de simbolismo apocalíptico. Su heraldo, Silver Surfer (interpretado en el filme por Julia Garner), precede su aparición como una señal del fin. Esta dinámica recuerda a las visiones del Juicio Final descritas en el Apocalipsis bíblico: un mensajero que anuncia el fin, seguido de un castigo inevitable. La destrucción que trae Galactus no es arbitraria, sino parte de un destino sellado, lo que lo convierte en una figura suprema asociada con el cierre de ciclos universales.
Esta dimensión religiosa y mitológica convierte a Galactus en algo más que un enemigo para los superhéroes. Es una representación del caos controlado, de la necesidad de transformación y de la pequeñez del ser humano frente a fuerzas que escapan su comprensión. Finalmente, la forma en que Los 4 Fantásticos: Primeros pasos presenta a Galactus sugiere que Marvel busca rescatar sus raíces cósmicas y filosóficas para revitalizar su universo. En lugar de seguir una fórmula de “villano vs. héroe”, se apuesta por una historia que explora la condición de los personajes desde su humanidad, incluso cuando esa humanidad ha sido trascendida.