Guillermo del Toro ha construido su cine sobre un terreno íntimo y profundamente personal, donde la familia y sus complejidades ocupan un lugar central. Desde los monstruos hasta los héroes, muchas de sus historias exploran la relación entre padres e hijos, y el peso de la maternidad y la paternidad en la formación de la identidad. Películas como El laberinto del fauno o Pinocho muestran que para del Toro, los lazos familiares no son sólo un telón de fondo, sino el corazón mismo de la narrativa.
Cómo la tragedia familiar moldeó la versión de ‘Frankenstein’ de Guillermo del Toro
Del Toro frecuentemente toma elementos de su biografía para dar profundidad a sus relatos. El director de Cronos y El espinazo del diablo ha reconocido que experiencias personales dolorosas, como la muerte de uno de sus hermanos, han marcado la forma en que aborda la creación y la tragedia en sus películas. Esa sensación de pérdida, combinada con la fascinación por la maternidad y el nacimiento, atraviesa obras que alternan entre la fantasía, el terror y lo poético, mostrando personajes que buscan sentido frente a lo inevitable.
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Conexiones entre la vida de Mary Shelley y la vida de Guillermo del Toro
En entrevista con Sensacine Latam, del Toro reflexionó sobre la vida, la muerte y el renacer en Frankenstein: “Uno de mis hermanos murió en el vientre y uno era gemelo de un hermano mío. Además la mamá de mi mamá murió como la mamá de Mary Shelly murió después del parto. Entonces, en mi familia, como en la de Mary Shelly, había esta idea del nacimiento y la muerte que pasa también en El laberinto del fauno. Hay una cosa que no puedo explicar, pero está ahí. Y la obsesión con los fetos. ¿Qué puedo decir?”.
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Estas palabras revelan cómo la tragedia familiar se convierte en materia creativa, uniendo su historia personal con los mitos literarios que adapta. El cineasta señala que tanto en Frankenstein como en El laberinto del fauno existe una constante: la tensión entre la vida y la muerte desde el nacimiento. La experiencia de pérdida temprana, el duelo por los hermanos y la conexión con figuras maternas ausentes o fallecidas, impregnan sus películas con un dramatismo que trasciende el terror y la fantasía.
Finalmente, la versión de Frankenstein de del Toro, que ya puedes ver en algunas salas de nuestro país, se presenta como un homenaje a las complejidades familiares y a las tragedias personales que moldean la creatividad. Al entrelazar su historia personal con la de Mary Shelley, el director logra un relato que no solo cuestiona la moralidad de la creación, sino que también celebra la fuerza de los vínculos humanos, la memoria de los que se han perdido y la constante búsqueda de sentido en medio del dolor. Su cine, así, se convierte en un acto de memoria y amor hacia su propia familia y hacia las historias que lo formaron.