Pocos cineastas pueden despertar tanta expectación como Guillermo del Toro. Y ahora, con su versión de Frankenstein, protagonizada por Oscar Isaac, Mia Goth y Jacob Elordi, el director mexicano promete volver a electrizar al público con una historia que lleva más de dos siglos fascinando al mundo.
Pero más allá de los rayos, los laboratorios y la tragedia del monstruo más incomprendido de la literatura, hay un tema que no ha dejado de dar vuelta en la mente de los espectadores: ¿es Frankenstein, la obra de Mary Shelley, la primera novela de ciencia ficción jamás escrita? La respuesta, como toda gran historia, depende de cómo la leas.
Ciencia, ética y humanidad: el ADN del género
Lo que diferencia a Frankenstein de otras obras fantásticas de su tiempo es su enfoque. Shelley no inventó un monstruo mágico, sino uno creado por medios científicos. Su protagonista, Victor Frankenstein, no hace pactos con el diablo ni usa hechizos: estudia anatomía, experimenta con electricidad y se atreve a desafiar la muerte desde un laboratorio.
Netflix
Ese detalle, aparentemente pequeño, es el que muchos historiadores de la literatura consideran el punto de nacimiento de la ciencia ficción. Porque antes de Shelley, la ciencia era observada con curiosidad, y después de Shelley, se convirtió en un dilema moral. Su libro planteó preguntas que seguimos discutiendo hoy: ¿hasta dónde puede llegar el hombre en su deseo de crear? ¿y qué pasa cuando la creación cobra vida propia?
Más que terror: una visión adelantada a su tiempo
Lo asombroso es que Frankenstein no sólo anticipó la ciencia ficción, sino también la bioética, la inteligencia artificial y la filosofía de la creación. En su monstruo, Shelley imaginó el conflicto que hoy vemos reflejado en los robots, los clones o la IA: seres nacidos de la ciencia, pero carentes de humanidad.
Netflix
Es imposible no pensar en películas como Blade Runner, Ex Machina o Her, que repiten el mismo dilema: la criatura que pide amor a un creador que la rechaza. Por eso, para muchos académicos, Frankenstein no solo inventó un género, sino también una forma moderna de pensar la ciencia como relato. En lugar de preguntarse "¿qué pasaría si existieran monstruos?", Shelley se preguntó "¿qué pasaría si los hiciéramos nosotros mismos?".
¿Y si no fue la primera, sí fue la más influyente?
Hay quienes discuten el título. Algunos citan "Viaje a la Luna" de Cyrano de Bergerac o "Micromegas" de Voltaire como antecedentes del género. Otros mencionan "La nueva Atlántida" de Francis Bacon o incluso "Los viajes de Gulliver" de Jonathan Swift.
Pero la diferencia está en el tono. Ninguna de esas obras exploró la ciencia como motor emocional y moral como lo hizo Shelley. Su historia no busca enseñar ni satirizar: busca hacer sentir. Por eso, aunque el debate sigue abierto, la mayoría coincide en que Frankenstein es la piedra fundacional del género tal como lo conocemos hoy.