El género documental en México se ha nutrido los últimos años de voces auténticas, prometedoras y puntuales, cuyos retratos y narrativas han sobresalido, incluso encima de los largometrajes de ficción nacionales en la mayoría de los casos. La pérdida de la inocencia y la tierra de nadie han sido universos que se han explorado innumerables ocasiones, pero esto no es un problema cuando la mirada propone algo diferente y logre en el espectador una complicidad y vínculo difícil de romper, sobre todo con este tipo de historias que hemos consumido de distintas maneras y sabores.
Cosas que no hacemos en un documental mexicano que aplica a la excepción de esto y que tras gran éxito en festivales celebrados en Canadá, Inglaterra y Francia, llega al Festival Internacional de Los Cabos 2020 en formato virtual, lo que significa una ventana oportuna para que se conozca el trabajo de Bruno Santamaría
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