Desde Game of Thrones hemos visto a personajes femeninos que portan el título de madre con mucho orgullo, mostrándose feroces y luchando por sus familias, dando incluso sus vidas con tal de salvar las de sus hijos, como Catelyn Stark (Michelle Fairley) con su primógenito Robb Stark (Richard Madden) o Cersei Lannister (Lena Headey), que inició una guerra entre el norte y el sur cuando Ned Stark (Sean Bean) declaró, por órdenes del rey, que Joffrey Baratheon (Jack Gleeson) no sucedería el trono hasta alcanzar la mayoría de edad.
En House of the Dragon, la precuela basada en la novela “Fuego y Sangre”, sucede lo mismo. Alicent Hightower (Emily Carey) se convierte en madre a pronta edad luego de casarse con el rey Viserys I (Paddy Considine); rápidamente, la reina ya tenía tres hijos que jugaban en los patios de la Fortaleza Roja y eran educados como príncipes.
Rhaenyra Targaryen (Milly Alcock) no perdía la oportunidad de comentarle a su ex-amiga que lo único para lo que parecía útil era para producir herederos de su esposo. A lo largo de los episodios, los dos personajes maduraron y llegó el turno de la princesa de convertirse en madre que, curiosamente, engendró a más hijos que la reina Alicent.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre las dos madres? Pues la respuesta es muy simple: La reina vio su maternidad como una obligación, mientras que la de Rhaenyra fue orgánica y deseada, junto a personas que ella de verdad amaba. Emma D’Arcy comparte que fue difícil abordar la faceta de mamá de su personaje, pero que sus hijos se convirtieron en una tribu para ella, dejando de hacerla sentir como una forastera en su propia familia.
Rhaenyra tiene una entrada complicada hacia la maternidad porque lo interpreta como un estado de incapacitación y subordinación, además de que lo relaciona con la muerte de su madre durante el parto.
En cambio, Olivia Cooke menciona que Alicent siempre concibió su maternidad como un deber para el reino, y que le decepciona darse cuenta que sus hijos no resultaron ser como ella lo habría esperado; concluyendo que la reina no supo cómo educarlos de la manera correcta.
Es complejo porque ella los ama incondicionalmente y daría la vida por sus hijos que, especialmente Aegon y Aemond, son terribles personas. Esto le causa aún mayor resentimiento hacia Rhaenyra, porque ha visto que sobrelleva la maternidad con mucha facilidad.
A pesar de que Alicent y Rhaenyra pasaron de amigas a rivales, las dos actrices que las interpretan se llevan muy bien en la vida real, y no dejan de alabar las actuaciones que aportaron a la serie, respectivamente. D’Arcy y Cooke interpretaron a dos de los personajes más complejos en House of the Dragon, y puedes ver todos los episodios ya disponibles en HBO Max en lo que llega la segunda temporada.