Todo el mundo piensa que ser actor en Hollywood es significado de fortuna y éxito, pero en muchos casos no es así. En La La Land de Damien Chazelle vimos cómo Mia (interpretada por Emma Stone) batallaba por conseguir audiciones y aunque al final logra convertirse en una famosa actriz, la situación no es la misma para todos los que comparten su sueño.
Actores como Ncuti Gatwa y Lily Gladstone estaban a punto de abandonar la actuación tras encontrarse en quiebra y tomar la decisión de probar otra carrera, pero eventualmente encontraron una oportunidad nueva tras conseguir papeles en Sex Education y Los asesinos de la luna. Eso sí, no siempre es lo mismo con todos pues muchos actores quedan en el olvido por no conseguir papeles en producciones, aunque también se debe a su gran ambición por recibir pagos millonarios.
A finales de los 80 e inicios de los 90 sobresalió una de las estrellas más famosas del cine de acción, aunque no tanto como Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Originario de Bélgica, Jean-Claude Van Damme consiguió aparecer en algunas cintas exitosas como Bloodsport, pero nunca alcanzó el mismo nivel de fama que sus adversarios dentro del género. Mientras que ellos ganaban hasta 30 millones de dólares por proyecto, el experto en karate recibió 8 millones por Street Fighter: The Decisive Battle.
Van Damme quería posicionarse aún más alto en Hollywood y fue cuando su ambición creció, pero le jugó en contra. Un estudio le ofreció un contrato de tres películas y 36 millones de dólares y el actor belga declinó la oferta. El protagonista de Timecop ya recaudaba más de 100 millones en taquilla y su sueldo no aumentaba, aunque su deseo por recibir un cheque más abundante nació tras ver que Jim Carrey, una estrella apenas en ascenso, ya ganaba mejor que él gracias a películas como La máscara.
El País
Esto fue revelado por el actor durante un episodio del reality show británico Jean Claude Van Damme: Behind Closed Doors, en el que declaró que no aceptó el trato de los productores porque quería más dinero de lo que le ofrecían. “Recibí un contrato de tres películas y 12 millones por cada una".
El actor continuó: "Dije ‘Quiero 20 millones de dólares como Jim Carrey’, y me colgaron”. Su ambición también venía de la exigencia de un pago justo, sin embargo, los planes no salieron como él quería: “Quería jugar un poco con el sistema. No se trataba principalmente de dinero”, confesó el protagonista de Universal Soldier, cuya carrera fue en declive después de los años 90. ¿Crees que realmente valió la pena mantenerse en esa postura?
