David Lynch ha muerto y con ello queda un gran vacío y silencio en el mundo del cine, ya que además de traernos películas con propuestas sumamente innovadoras y atrevidas, este director estadounidense supo abrirse paso en un camino de nuevas y revolucionarias ideas, que permitieron que el séptimo arte se expandiera hacia horizontes que, sin él, jamás habríamos podido vislumbrar.
Por lo tanto, más allá de enaltecer su vasta pasión, entrega, compromiso y creatividad puesta en el set de grabación para presentarnos historias profundamente desgarradoras como El hombre elefante -o intensamente incomodas y perturbadoras como Blue Velvet y Eraserhead- aquí vamos a enfocarnos en una cinta que si bien no pertenece a la filmografía del director, sí que aborda con grandeza y sutilidad uno de los enfoques más ricos y asombrosos del cineasta.
Y es que dado que David Lynch fue un hombre cargado de magia, sensibilidad y misticismo, no debería extrañarnos que su trabajo en el cine nos deje con una amplísima cantidad de referencias a obras, canciones, cuentos, literatura, arte, música y películas que evocan su presencia, y la colocan bastante cerca de nosotros pese que ahora, en estos momentos, su cuerpo y existencia física parezcan estar más allá de nuestro mundo.
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Para obtener un poco de contexto, debemos dirigirnos al año 2022 en el que A24 trajo a la pantalla grande una película extraña y majestuosa, que abordó con una magnífica asertividad aspectos como la salud mental, las fascinantes teorías sobre la existencia humana y la relatividad del tiempo, así como nuestra eterna búsqueda por comprender y darle un sentido y significado al hecho de vivir.
Con una trama complicada pero maravillosamente intensa, esta producción se volcó en demostrar que en conceptos fascinantes -como el aquí y el ahora, la fragilidad, la sensibilidad y el sufrimiento- pueden albergarse las posibilidades de que a través de ellos, se sintetice la experiencia humana que nos lleva a atravesar, estar y sentirlo todo en todas partes y al mismo tiempo.
Bajo la dirección de Daniel Kwan y Daniel Scheinert, Everything Everywhere All at Once nos presenta la historia de una mujer y su familia, quienes mediante un extraño salto en la realidad, obtienen una serie de poderes que deberán utilizar para luchar contra los desconcertantes peligros de un multiverso que los rodea, y así salvar su mundo.
Sin embargo, en las entrelíneas de la cinta es imposible negar la presencia de una conmoción emocional, que alcanza su máximo punto de expansión cuando vemos a Stephanie Hsu, la actriz elegida para interpretar a la hija de la protagonista, enfrentarse a un destino final que atenta contra la vida de todo lo que la rodea.
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Y así, con nada menos que con un bagel gigante que posee la capacidad de destruir el multiverso, no solo observamos una graciosa referencia al software Blender, que es una suite de creación y modelado 3D de código abierto y gratuito, utilizado para este tipo de diseños y empleado en la elaboración de la película ante su modesto presupuesto; sino que también presenciamos la caída metafórica y literal de la historia hacia un giro aparentemente inhóspito pero profundamente conmovedor, en el que cada una de las extrañas escenas que percibimos hasta entonces en ella, cobran un mayor sentido de orientación.
Porque tras chocar con el duro impacto de la realidad -en el que su madre, conocidos y familia siempre buscaron dar lo mejor de sí por y para ella- es precisamente en este descubrimiento que Stephanie Hsu hace resonar las legendarias palabras de David Lynch al hablar sobre su trabajo y enfoque en la realidad tomando como ejemplo a una dona y su agujero.
Ya que al conectar lo que sucede en la película con la importancia de recordar que hay que mantener los ojos fijos en la dona y no en en el vacío de su centro, que pareciera poder devorarlo todo a su alrededor, nos encontramos ante una metáfora que va más allá del tiempo.
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Además, en esta icónica y famosa cita del cineasta que podemos encontrar en el libro Catching the Big Fish: Meditation, Consciousness, and Creativity -que es una autobiografía y guía de autoayuda escrita por el director- podemos entender que lo que más aquejaba a los multi-personajes de Stephanie Hsu (llamados Joy Wang y Jobu Tupaki) en Todo en todas partes y al mismo tiempo, era precisamente la falta de concentración en lo que estaba más allá del agujero de su incomprensión y sentido de inexistencia, por no encontrar un propósito real o trascendental para su propia vida.
Por tal motivo, la joven estaba dejándose arrastrar por estas profundas y complicadas sensaciones, atiborrándose de pensamientos turbulentos, depresivos y peligrosamente ansiosos, que parecían llevaría irremediablemente hacia un agujero negro donde todo parecía estar destinado a perecer. Pero al cambiar su enfoque y concentrarse precisamente "en la dona" y "no en el agujero en sí", esta vorágine de fatalidad encuentra su fin y las complicadas emociones de Joy Wang y Jobu Tupaki encuentran un punto de partida mediante el cual liberarse.
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Ahora bien, ya habitados en este cúmulo de significados, es importante recordar que el enfoque de David Lynch respecto a la dona y su agujero, también marcó el camino de centenares de personas y colegas entre los que podemos encontrar a Eli Roth, quien como director de películas como Hostal, The Green Inferno, Borderlands y Death Wish, en una ocasión narró que antes de partir a Carolina del Norte para trabajar en su próximo proyecto, llamó a David Lynch y le preguntó "cuál era el mejor consejo que tenía para cualquier director".
Como era de esperar, el creador de The Cowboy and the Frenchman repitió su mantra y le recordó: "Mantén tus ojos en la dona y no el agujero" para luego explicarle que la dona era, precisamente, la película en cuestión.
El agujero es todo el resto de tonterías: las puñaladas por la espalda, el drama, los agentes, las negociaciones, todo lo que contamina tu creatividad y, si no tienes cuidado, puedes quedar atrapado en ello. Lo único que importa es la información registrada en esos 24 fotogramas cuadrados por segundo. Esa es la dona. Mantén la vista en la dona y no el agujero...
... repitió una vez más el director, haciendo de esta sencilla pero poderosa enseñanza una guía maestra para superar el rodaje (o cualquier cosa que desvíe nuestro enfoque de lo verdaderamente importante en esta vida: nuestra poderosa capacidad para crear).
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Por otra parte, los amantes del cine de David Lynch también encontraron en Todo en todas partes y al mismo tiempo, una amplia y variada cantidad de referencias a Twin Peaks, que fue una de las cintas cumbre en la carrera del director y le permitió entregarnos posteriormente una serie de televisión homónima y por demás sorprendente.
Sin intención de dejarte con spoilers -o de arrebatarte la oportunidad de descubrir todas estas referencias por tu propia cuenta y por primera vez con tus propios ojos- solo cerraremos esta conversación recordándote que mientras que Everything Everywhere All at Once se encuentra disponible ahora en Amazon Prime Video, las dos temporadas de Twin Peaks están completamente gratis en Mercado Play... ¡No te las pierdas y que al igual que el legado de David Lynch, las creaciones que atestiguan tu existencia sean eternas!
