Vivimos en un mundo en el que hablar de injusticias, problemáticas sociales y violencia pareciera ser el pan de cada día y por ello, cuando surgen movimientos como el feminismo, las cosas y el orden establecido pareciera cimbrarse sobre la mesa retándonos a descubrir qué tan dispuestos estamos a cambiar -en nosotros mismos- para contribuir a mejora de la realidad.
Y precisamente es en medio de esta trepidación que con un enfoque irreverente, atrevido y hasta liberador, Alejandra Márquez Abella vuelve a la carga con una idea que comenzó a gestarse hace 5 años para darnos como resultado una serie nueva, divertida, incómoda, arriesgada y meticulosamente llena de clichés en la que podemos observar las consecuencias de uno de los movimientos más duros y problemáticos para la industria del cine y el entretenimiento global: el #MeToo.
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Por si ya no lo recuerdas, a grandes rasgos el #MeToo fue un movimiento en el que un amplísimo número de mujeres alzaron la voz para denunciar los abusos y violencia -tanto física como psicológica y sexual- que enfrentaron por parte de directores de cine, teatro, televisión, escritores, guionistas, productores y en resumidas cuentas "hombres creativos" de las grandes esferas de poder, a cambio de formar parte de su maravilloso mundo de las ideas.
Y aunque no era de esperar, una primera consecuencia de esta situación fue que el desborde de denuncias -y la exposición pública de estos personajes- tuvo el efecto deseado por el movimiento al poner en duda la confianza tan bien equilibrada entre lo público y lo privado para con las audiencias, y entre las propias estrellas.
Después, al exponer los comportamientos machistas y nefastos de las grandes voces, mentes y creadores en las esferas más altas de la industria, la fina línea entre el artista y su obra quedó sesgada por el llamado a un juicio moral que, en efecto, cambió las cosas tanto para bien como para mal.
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Y es que mientras algunas víctimas y aliadas de esta propuesta celebraron que, efectivamente el miedo había cambiado de lado, otras mujeres se enfrentaron de cara con una cruda realidad en la que se vieron formando parte de los abusos y maltratos hacia otras de ellas, dentro de un sistema del que lamentable pero fortuitamente se dieron cuenta que formaban parte.
Por supuesto, el #MeToo tuvo un impacto asombroso y transformador en la forma en la que muchas mujeres pudieron -y pudimos- rehabitar nuestros espacios de trabajo y entornos creativos, demostrándonos que en efecto levantar la voz había servido de algo, pero para otras y otros tantos las cosas siguieron siendo sumamente complicadas y es así que precisamente en este punto de unión, se desarrolla la trama de La liberación en donde Ilse Salas, Johanna Murillo, Cassandra Ciangherotti, Dolores Heredia y Ofelia Medina nos cuentan la historia de un grupo mujeres que enfrentan la denuncia sexual de una presunta víctima del aclamadísimo director Lucas García García, para quienes trabajan y con quien mantienen una profunda relación.
Con un humor negro y ácido, y una inmersiva reflexión a la incomodidad y al dolor, el desarrollo de la serie va llevándonos de uno al otro lado de la moneda para ejemplificar lo que en palabras de la propia Alejandra Márquez Abella pareciera ser un sistema que "se reinventa y regenera como Terminator" cuando menos lo esperamos y más creemos que las cosas están a punto de cambiar.
Yo empecé a escribir 'La Liberación' durante la pandemia. Han pasado casi 5 años y creo que las cosas han cambiado, que la distribución del poder se ha transformado dentro de la industria, pero también que el sistema está vivo, se reinstala y se adapta una y otra vez. Entonces tenemos que seguir no solo alzando la voz y señalando, sino también conversando entre nosotras para describir y conocer lo que vemos allí
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Además, en una charla con SensaCine Latam, la grandiosa Ofelia Medina destacó que uno de los retos más importantes de la producción fue que "el cambio verdadero lo veremos cuando el público también lo vea", porque no es lo mismo trazar una historia y recrearla, que ver el impacto que causa en el espectador. "La imaginación es una de las cosas más preciosas que tiene la serie porque nos lleva a lugares y situaciones que te tocan el corazón", destacó la actriz.
Por otra parte, al hablar sobre el humor y la comedia fue Ilse Salas -coprotagonista de la serie- quien subrayó que en el sentido de la serie, nos encontramos ante una sátira cuyo humor puede entenderse si partimos del origen del payaso.
"Los payasos son quienes dicen la verdad, y como están locos o hacen cosas raras, dicen las cosas más dolorosas y todos se los permiten. Hacen más evidentes sus defectos y eso fue lo que nosotras quisimos hacer aquí. No solamente no quisimos ocultar nuestros defectos ni contradicciones o errores, sino que los estamos exponenciando como lo hace un payaso, y muchas veces eso es chistoso y es chistoso porque duele... Además una forma de atravesar los dolores es con la risa", destacó no sin sentirse profundamente orgullosa de lo que se logró en el proyecto, junto a Johanna Murillo; quien al hablar de las partes incómodas de la producción nos contó:
Algo que me molestó mucho fue que siempre había alrededor de nosotras esta idea de "uy no, es que se van acabar peleando, son puras viejas" y al final hay aunque hubo momentos difíciles, la convocatoria que nos unió para este proyecto logró que se acomodaran las cosas, y que pudiéramos presentar algo que, al menos yo, no conozco se haya hecho antes... El orgullo es brutal.
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La Liberación actualmente está disponible en Amazon Prime Video así es que te recomendamos darte un tiempo libre para disfrutarla y dejarte cautivar por su dolorosa y meticulosa comedia. ¡No te la pierdas!